El Señor Chaitanya explicó entonces que la palabra projjhita significa «deseo de liberación». Un eminente comentarista afirma que la sed de liberación es el obstáculo más formidable en el camino hacia la realización del Señor Supremo. Si un ser se acerca de alguna manera a Krishna y comienza a escuchar Sus glorias, Krishna, en Su infinita bondad, le confiere el conocimiento de Él. Equipado con tal enfoque, el devoto, o espiritualista, se olvida de todo y se dedica al servicio devocional del Señor. Cuando uno se acerca al Señor con devoción, o en plena conciencia de Krishna, el propio Ser Supremo se convierte en nuestra recompensa. Una vez absorbido en Su servicio, uno no pide nada, a diferencia de los desafortunados y de los que están ávidos de bienes materiales. La práctica del servicio devocional, ese servicio en sí mismo y la compañía de devotos puros por la gracia inconmovible del Señor: estos tres elementos operan tan maravillosamente que el devoto, ya sea un alma afligida, un buscador de bienes materiales o un curioso, o incluso un sabio que cultiva el conocimiento, puede abandonar toda actividad para absorber sus pensamientos en Krishna. En resumen, en todas las palabras del verso ahora está implicado sólo Krishna, el que siempre está satisfecho en sí mismo. Hasta ahora, el Señor Chaitanya sólo ha introducido este verso. Ahora se adentrará en el significado más profundo.

Dos clases de espiritualistas se dedican al cultivo del conocimiento: la primera adora al Ser Espiritual Impersonal, y la segunda busca la liberación. Como los monistas adoran el aspecto impersonal de Dios, se dice que son adoradores del Ser Espiritual Impersonal, el único aspecto de Dios que también adoran los judíos, los cristianos y los musulmanes. Estos, a su vez, se subdividen en tres órdenes: los neófitos, los absortos en la realización del Ser Espiritual y los que han realizado su verdadera identidad como alma espiritual. Si también adopta el servicio devocional, entonces quien conoce al Ser Espiritual puede alcanzar la liberación; de lo contrario, sigue siendo imposible. Cualquiera que se dedique plenamente al servicio devocional, en conciencia de Krishna, se considera un alma que ya ha realizado su aspecto espiritual. Tal es el poder del servicio devocional que incluso aquellos que se dedican a la adoración del Ser Espiritual Supremo pueden ser atraídos por Krishna.

El Señor otorga la perfección a Su devoto en la forma de un cuerpo espiritual, y el devoto se absorbe eternamente en la naturaleza trascendental de Krishna. Es cuando capta los sublimes atributos de Krishna y se fascina con ellos que el devoto se compromete de todo corazón en el servicio devocional. Por ejemplo, los cuatro Kumaras y Sukadeva Gosvami eran almas liberadas desde el principio; sin embargo, estaban fascinados por los entretenimientos de Krishna y se convirtieron en Sus devotos. Los devotos como los Kumaras, incluido Sanak, que sintieron la atracción de la fragancia de las flores ofrecidas a Krishna, fueron cautivados por los atributos espirituales del Señor y adoptaron Su servicio devocional. Los nueve místicos mencionados en el undécimo Canto del Srimad-Bhagavatam son reconocidos como espiritualistas natos en virtud de haber escuchado los sublimes atributos de Krishna enunciados por Brahma, Siva y Narada.