El Señor Chaitanya explicó así el nivel absoluto, la dicha espiritual, pero sin entrar en detalles. Dijo que esta es la quinta perfección. Enseñó que el primer paso hacia la perfección es practicar la religión tal y como se conoce en el mundo material. El segundo paso es adquirir riqueza material. La tercera es alcanzar el nivel más alto de disfrute de los sentidos, y la cuarta es el conocimiento de la liberación. Pero más allá de eso están las almas liberadas establecidas en la quinta perfección: la conciencia de Krishna, o el servicio devocional al Señor. La más alta perfección devocional, en el marco de la conciencia de Krishna, permite en efecto saborear el éxtasis espiritual.
El Señor informó entonces a Sanatane Gosvami que había instruido antes a su hermano menor, Rupea Gosvami, en Prayag (Allahabad, una ciudad de la India). Aseguró a Sanatane que había dado plenos poderes a Roupa para que difundiera el conocimiento que le había dado. Chaitanya ordenó entonces a Sanatane que escribiera libros sobre el servicio de amor espiritual del Señor, y le permitió redescubrir los diversos lugares de entretenimiento de Krishna en la región de Mathura. También le aconsejó que construyera templos en Vrindavane y que escribiera libros sobre los principios del vaisnavismo, la acción iniciada por los trascendentalistas del orden más elevado, que expresan amor y devoción por el Señor Krishna, y por lo tanto se complacen en difundir el conocimiento de Su Persona Divina y Sus enseñanzas para el mayor bien de los seres humanos.
El Señor Chaitanya también le enseñó cómo vivir una relación integral con Krishna en el universo material y la inutilidad de la renuncia seca. Entendamos aquí que en la época actual, hay muchos que adoptan la orden de la renuncia sin haber alcanzado un alto grado de conciencia espiritual. El Señor Chaitanya no aprobaba que uno adoptara el camino de la renuncia sin poseer un conocimiento perfecto de la conciencia de Krishna. De hecho, encontramos que las actividades de muchos de los llamados renunciantes o ermitaños son inferiores a las del hombre común, aunque afirmen pertenecer a la orden de la renuncia. Chaitanya Mahaprabhu no aceptó tal hipocresía. Por lo tanto, pidió a Sanatane Gosvami que escribiera detalladamente sobre el asunto en sus diversos libros.