Chaitanya, el Avatar de Oro
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El servicio devocional se desarrolla en dos etapas. Primero se aborda desde el punto de vista de la devoción regida por los principios regulativos y luego, en el nivel superior, se alcanza el servicio devocional con amor puro. Dios, la Persona Suprema, encarna la Verdad Absoluta, pero también se manifiesta mediante el despliegue de diversas energías. Aquellos que se adhieren a los principios regulativos del servicio devocional alcanzan finalmente los planetas Vaikuntha del mundo espiritual. Pero quien llega a adherirse a los principios del amor en la práctica de tal servicio, alcanza la morada suprema, Krishnaloka o Goloka.

También hay tres órdenes de espiritistas. Los que están desprovistos de deseos materiales, los que buscan liberarse del sufrimiento material y los que buscan el disfrute material. El espiritualista más inteligente abandona todos los demás caminos y se dedica al servicio devocional del Señor, aunque esté saturado de deseos. La perfección más elevada no puede ser alcanzada por ninguna actividad espiritual, ni por la acción interesada, el cultivo del conocimiento o la práctica del yoga de los poderes, sin añadir un toque de devoción. Cualquier camino espiritual que no sea el servicio devocional es como los apéndices carnosos que cuelgan del cuello de una cabra. Por mucho que uno apriete estos apéndices, no sale leche. Para alcanzar la verdadera perfección, uno debe adoptar el servicio devocional ofrecido a Krishna. Leemos en el Bhagavad-Gita (7.16) que cuatro órdenes de neófitos con antecedentes virtuosos practican el servicio devocional: los desafortunados, los curiosos, los perseguidores de la riqueza y los sabios. Cuando estas cuatro categorías de seres tienen actos piadosos previos en su haber, adoptan el servicio devocional del Señor. De estos cuatro, los desafortunados y los buscadores de riquezas materiales son llamados «devotos de deseos», mientras que los otros dos grupos, los curiosos y los buscadores de sabiduría, son llamados «sedientos de salvación». Pero como adoran a Krishna, se consideran muy afortunados. Con el tiempo, si se despojan de todo deseo y se convierten en devotos puros del Señor Supremo, serán llamados extremadamente ricos.

Estos benditos neófitos sólo pueden florecer a través del contacto con los devotos puros de Krishna, a través de los cuales uno mismo puede convertirse en un devoto puro. Esto se confirma en el Srimad-Bhagavatam: «El ser inteligente, a través del contacto con los devotos puros, logra escuchar las glorias y actividades de Krishna.»

Estas actividades son tan fascinantes que al escucharlas no dan ganas de abandonar la presencia del Señor. Cualquier asociación que no sea la de los devotos puros es un engaño. Esto lo confirma el Srimad-Bhagavatam, donde se dice que hay que rechazar cualquier camino engañoso que pueda impedir la realización espiritual. El Bhagavatam permite comprender la realidad tal como es, y esa comprensión ayuda a trascender las tres formas de sufrimiento material. Compilado por el más grande de los sabios, el Avatar Vyasadeva, esta obra se basa en su propia experiencia y en su gran madurez personal. Al entender el Srimad-Bhagavatam y practicar el servicio devocional, el Señor Supremo puede ser capturado inmediatamente en el corazón de uno.

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