Oh, Señor Todopoderoso. No deseo riquezas, ni sueño con mujeres hermosas, ni busco discípulos. Sólo deseo ser absorbido sin fin, vida tras vida, en tu servicio de amor puro y absoluto.
Soy tu eterno servidor, oh Krishna, hijo de Nanda Maharaja, y sin embargo, por alguna razón he caído en el océano de la existencia material. Te lo ruego, sácame de estas olas de muerte y renacimiento, cámbiame en un átomo de polvo bajo tus pies de loteo.
¿Cuándo entonces, oh Señor, se adornarán mis ojos con un incesante torrente de lágrimas de amor al recitar tus Santos Nombres?
¿Cuándo entonces mis palabras se ahogarán al pronunciar tus Santos Nombres y cuándo entonces todos los pelos de mi cuerpo se erizarán al cantar tus Santos Nombres?
Te siento tan lejos de mí, oh Govinda, que cada momento me parece doce años o más, una eternidad, y chorros de lágrimas fluyen de mis ojos. Sin ti, todo el universo parece vacío.
Krishna sigue y seguirá siendo siempre mi único Señor, aunque me aplaste bajo su abrazo o me rompa el corazón con su ausencia. Tiene total libertad para actuar como le plazca en todas las circunstancias. Sin embargo, sigue siendo el objeto eterno de mi adoración incondicional.
Te invito a leer y releer, o a estudiar y reestudiar esta maravillosa enseñanza del Señor Krishna Chaitanya Mahaprabhu, para tener una comprensión más clara y mayor. Así descubrirás que cada vez haces nuevos descubrimientos y tu discernimiento crecerá.
Quien escucha o lee sobre los entretenimientos del Señor se purifica inmediatamente de la contaminación de la existencia material.
Quien los escucha, los lee o los repite a otros, se vuelve consciente de Krishna. Sólo los seres conscientes de Krishna califican para regresar a su morada original en el reino absoluto de Dios.