A menos que uno se rinda al Señor Supremo, es seguro que se extraviará, incluso si uno es un gran pensador. Sólo cuando una gran mente se rinde a Dios y lo reconoce en plena conciencia como la causa de todas las causas, puede convertirse en una gran alma con una mente verdaderamente amplia. Tales almas son muy raras, pero sólo las grandes almas pueden conocer al Señor Supremo, el Absoluto, la causa primaria de toda la creación. Se le llama la Verdad Última, porque todas las demás verdades son relativas a Él, y permanece libre del engaño que se apodera de cualquiera que conozca sólo lo relativo.
El Señor Chaitanya da este consejo: «Lee siempre el Srimad-Bhagavatam y trata de entender cada verso. Entonces comprenderás el verdadero significado del Brahma-sutra o Vedanta-sutra [Gran tratado filosófico del Avatar Vyasadeva, que consiste en aforismos, fórmulas sucintas que contienen profundas enseñanzas, especialmente sobre la naturaleza de la Verdad Absoluta, Krishna]. Dices que estás muy interesado en estudiar el Vedanta-sutra, pero no puedes entenderlo sin una comprensión adecuada del Srimad-Bhagavatam, Palabras de Sabiduría.»
El Señor también le aconsejó que siempre cantara o recitara el mantra:
Haré Krishna, Haré Krishna, Krishna Krishna, Haré Haré / Haré Rama, Haré Rama, Rama Rama, Haré Haré.
«De esta manera, alcanzarás fácilmente la liberación, y entonces podrás alcanzar la meta más elevada de la existencia, el amor a Dios.»
A continuación, el Señor recitó varios pasajes de las escrituras autorizadas, como el Srimad-Bhagavatam, el Bhagavad-Gita y el Nrishingha-tapani. En particular, citó un verso del Bhagavad-Gita (18.54), según el cual quien alcanza la realización espiritual, sabiendo que es un ser espiritual, encuentra en ella alegría y felicidad. Nunca se aflige, nunca anhela nada. Ve a todos los seres en igualdad de condiciones. Se convierte en un devoto puro de Dios, la Persona Suprema. Una persona que ha alcanzado verdaderamente la liberación puede comprender los entretenimientos espirituales y absolutos del Señor Soberano, y así dedicarse a Su servicio devocional.