El Mundo Espiritual
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Hay un misterioso lugar cuadrangular llamado Śvetadvīpa, que rodea los accesos a Gokula. Las moradas de Vāsudeva, Sańkarṣaṇa, Pradyumna y Aniruddha (las cuatro emanaciones de Krishna) están situadas por separado en cada una de las cuatro regiones que por todos lados dividen Śvetadvīpa. Estas cuatro moradas están envueltas por las cuatro necesidades humanas de piedad, riqueza, pasión y liberación, así como por los cuatro Vedas, el Rig, el Sāma, el Yajur y el Atharva, que tratan de los himnos espirituales o vibraciones sonoras y son la base para la realización de las cuatro necesidades temporales. Diez tridentes se fijan en las diez direcciones, incluidos el cenit y el nadir. Los otros ocho están adornados con las ocho joyas: Mahāpadma, Padma, Śańkha, Makara, Kacchapa, Mukunda, Kunda y Nīla. Hay diez protectores para las diez direcciones en forma de himnos. Los habitantes del mundo espiritual, de tez azul, amarilla, roja y blanca, así como los poderes extraordinarios, llamados Vimala, brillan por todos lados.

El Señor de Gokula es Dios, la trascendencia suprema y la encarnación misma de la dicha eterna. Es infinitamente superior, se dedica activamente a los placeres del reino trascendental y no tiene contacto con su poder material. Krishna siempre se aleja de su energía ilusoria.

El Supremo Eterno, Krishna, dice: «Hay, sin embargo, otro mundo, eterno, más allá de los dos estados, manifiesto y no manifiesto, de la materia. Este es el mundo supremo, que nunca perece; cuando todo en el universo material se disuelve, permanece intacto».

La energía espiritual, o la energía superior de Krishna, es eterna y absoluta. Existe más allá de todas las mutaciones de la energía material, manifestada y luego aniquilada durante los días y las noches de Brahma, el demiurgo y primer ser creado, e incluso se opone completamente en la naturaleza. Dios posee una energía interna a través de la cual se manifiesta otro mundo, uno espiritual, donde no hay ignorancia, ni pasión, ni ilusión, ni pasado, ni presente, ni futuro.

Más allá del cosmos material, que representa una cuarta parte de toda la creación de Dios, se encuentran las tres cuartas partes de la manifestación del Eterno Supremo. Allí, todo es eterno, perpetuo, inmutable, ilimitado, y las condiciones de la existencia alcanzan el más alto nivel de perfección. En el mundo espiritual, todos los seres viven en perfecta armonía, sin que nada rompa su comunión. Es aquí donde reina el Señor Supremo, el Único. Los que se encuentran reunidos en esta parte de la creación del Señor son libres de ir a donde quieran, y como este reino que comprende las tres cuartas partes de la creación del Señor es de hecho ilimitado, su existencia común no tiene origen y nunca terminará. El reino de la trascendencia no conoce ni la creación ni la destrucción, y la vida allí continúa por la eternidad. En otras palabras, todo existe allí en la eternidad, la dicha y el conocimiento perfectos, y como nada se degrada, no hay concepción de pasado, presente o futuro, y la influencia del tiempo brilla por su ausencia.

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