El Señor Krishna habita en el mundo espiritual, desde donde desciende periódicamente para restaurar la espiritualidad.

Aunque Él mora en Su morada suprema, Goloka Vrindavana, que nunca abandona, no obstante está presente en todas partes. Muchos filósofos proponen un concepto de la Verdad Absoluta según el cual Dios no puede permitirse tal o cual acto. Los mismos niegan la aparición del Señor, o la Verdad Suprema y Absoluta, en la forma humana. Pero la realidad es muy distinta. Dios no puede estar limitado por lo que perciben nuestros imperfectos sentidos. Es la Persona Suprema, omnipotente y omnipresente. Por Su soberana voluntad, puede crear, mantener y aniquilar toda la manifestación cósmica, así como descender a la Tierra como un hombre corriente, para cumplir la misión más elevada. Siempre que el cumplimiento del deber del hombre se ve empañado por las imperfecciones, el Señor desciende.

No es un poder externo el que le obliga a aparecer, sino que desciende por su propio poder interno, para restablecer el criterio correcto de la función humana, así como para destruir los elementos que perturban la marcha progresiva de la civilización. Y es de acuerdo con este principio de entretenimiento absoluto que el Señor descendió en Su forma eterna de Krishna, dentro de la dinastía de los Yadus hace 5000 años.

El Señor Krishna disfruta de una libertad absoluta. Para traer todos los beneficios a los seres santos y derrotar a los incrédulos o seres malvados, Él aparece en forma de múltiples Avatares, que descienden a este mundo para cumplir la promesa hecha por Él:

«Siempre que hay obstáculos en el camino del progreso espiritual, entonces aparezco yo».

«Siempre que en cualquier parte del universo decae la espiritualidad y se eleva la irreligión, desciendo en persona. Aparezco de edad en edad para liberar a los justos, destruir a los incrédulos y restaurar los principios de la espiritualidad».

Cuando los principios impíos causan problemas, el Señor aparece con el poder de su energía interna. Su principal preocupación es proteger y mantener a los seres celestiales y a los hombres con inclinación espiritual, y también mantener la ley y el orden material. Por eso también ataca con razón y justicia a los malhechores y a los seres demoníacos malignos. Esta no es la primera vez que el Señor Krishna baja a este mundo; entendamos que ha venido muchas veces antes.

Si uno permanece incesantemente apegado a Krishna, Dios, la Persona Suprema, entonces ha alcanzado la liberación y la perfección de la existencia. La verdadera necesidad del alma encarnada y condicionada por la materia en este mundo material es encontrar una respuesta a su deseo de escapar de la atmósfera opresiva de la galaxia material, para saciar su sed de libertad completa.