Las aguas espirituales del Océano Causal llevan a Mahā-Visnu el Avatar Supremo Original que procede de Saṅkarṣaṇa. Él dirige Su mirada a la energía material, y por un reflejo de Su cuerpo trascendental se amalgama con los elementos materiales.
Verdaderamente, Krishna, Dios, la Persona Suprema y Soberana está presente en todas partes. Es omnipresente, está en todas partes. Es omnipotente, es todopoderoso. Él es omnisciente, lo sabe todo. Él es inmutable, no cambia. Krishna es Dios, el Ser Divino en Su Forma personal y original, que se despliega a través de todas las creaciones. Él es el Supremo más allá de la energía material, cuyo poder interior y todo espiritual repele. Sin fin, Él se baña en la eternidad del conocimiento y la dicha absolutos.
De aquel que se rinde a Él, el Señor dice que será rescatado de las garras de la existencia material. Krishna es como el sol, y maya, la existencia material ilusoria, es como la oscuridad. Pero donde brilla la luz, la oscuridad de la ignorancia se disipa inmediatamente. He aquí, pues, la mejor manera de escapar del mundo de la ignorancia. De Él emanan todas las demás formas de Dios. El omnipresente Visnu, por ejemplo, es una de Sus emanaciones plenarias. Así, el Señor se despliega en innumerables formas divinas, se multiplica en innumerables seres distintos, se manifiesta a través de innumerables energías, y es ese Señor Original y primordial del que todo emana. El Alma Suprema, también llamada Espíritu Santo, el aspecto omnipresente de Su Persona perceptible dentro del universo creado, es también una manifestación parcial de Su Ser, y por tanto está integrada en Él. Él es Dios, la Persona Suprema y Absoluta. Como poder por encima de la creación material, Él no tiene nada que ver con la cadena de actos y sus consecuencias en este mundo. La oscuridad es sólo una manifestación distorsionada de la energía solar, de modo que su existencia depende de la del sol; pero el sol mismo no tiene ningún rastro de oscuridad. Ahora bien, así como el sol es todo luz, Dios, la Persona Suprema y Absoluta, más allá de la existencia material, es todo dicha. Y no sólo la dicha, sino también la diversidad espiritual. No hay nada estático en la Trascendencia, es todo diversidad, todo dinámica. Este Ser Supremo no tiene nada en común con la naturaleza material, acomplejada por los tres atributos de la naturaleza material; la virtud, la pasión y la ignorancia, Él es el Maestro de esta energía inferior, como de todo lo que existe, y por lo tanto Absoluto. Son innumerables sus energías, a través de las cuales crea, manifiesta, mantiene y destruye el universo material. Sin embargo, en Su morada todo permanece eterno y absoluto. El mundo, por tanto, no se mueve bajo la dirección de las propias energías o de los únicos agentes con poder que residen en él, sino bajo la dirección última del Todopoderoso, Maestro de todas las energías.