del cual entraremos en el reino de Krishna, todo conocimiento, dicha y eternidad. Esta es la verdadera resurrección.
Krishna, Dios, la Persona Suprema, dice: «Sólo mediante el servicio devocional se me puede conocer tal como soy. Y el ser que, a través de tal devoción, llega a ser plenamente consciente de Mi Persona, puede entonces entrar en Mi reino absoluto».
Esto es lo que ocurre con la entidad espiritual, el alma, en el momento de la muerte y después.
Sin Krishna, Dios, la Persona Suprema, el ser vivo no es nada y no puede hacer nada. No puede ver, oír o actuar sin el principio activo, Dios.
El Supremo Eterno reside en el corazón de todos los cuerpos materiales, humanos, animales, vegetales, y mantiene todos estos cuerpos materiales inertes, activos. Por eso todos estos cuerpos móviles e inmóviles son templos de Dios. Nadie debe destruir ninguno de estos cuerpos, porque eso es llegar al alma espiritual individual y al Alma Suprema, Dios. El cuerpo tiene cinco órganos de percepción, cinco órganos de acción y la mente, pero en realidad esto es solo materia inerte. Debido a que es solo una masa de materia, el cerebro no tiene el poder de actuar por sí mismo; sólo puede funcionar cuando se beneficia de la energía del Señor Supremo. Así es como podemos entender que Krishna, Dios está presente en todas partes. Sólo él dirige los sentidos. Además, a menos que estén facultados por su energía, nuestros sentidos no pueden actuar. En otras palabras, sólo Él ve, sólo Él actúa, sólo Él oye; Es el único principio activo o maestro supremo.
El alma es fija, no se mueve. En verdad, el alma no se mueve, sino a través de sus dos cuerpos de materia densa y etérea. El ser vivo, la entidad espiritual, no nace y no muere; pero debido a los cuerpos etéreo y burdo que lo cubren temporalmente, puede trasladarse de un lugar a otro, o morir y desaparecer para siempre. Por lo tanto, es importante comprender que el alma espiritual es fija y cómo es llevada por las olas de la naturaleza material a diferentes cuerpos y situaciones, zarandeada por el deseo y la aflicción. El hombre puede decir que su vida es exitosa cuando comprende la naturaleza original y eterna de su ser espiritual y cuando ya no se ve perturbado por las condiciones creadas por la naturaleza material.
El Supremo Eterno dice: «Son los pensamientos, recuerdos y deseos del ser en el momento de dejar el cuerpo los que determinan su condición futura».
Según los escritos de las grandes religiones del mundo, el alma que emprende su misterioso viaje después de la muerte puede encontrarse con diversos seres pertenecientes a otros niveles de la realidad, a otras dimensiones, como ángeles que la ayudarán o jueces que evaluarán sus buenas y/o malas acciones en la balanza de la justicia cósmica.