La Ciencia Espiritual Pura
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Servir a Dios con amor y devoción es la perfección de la existencia.

La reencarnación es una realidad, estos seis escritos lo demuestran.

El Señor Supremo había dicho: «He aquí que Yo mismo os enviaré al profeta Elías antes de la llegada del gran y terrible día del Señor». (Malaquías 3:23)

Jesús dijo: «Y si me crees, Juan, era Elías el que iba a volver». (Mateo 11:14)

«Si alguien habla contra el Hijo del Hombre, recibirá el perdón. Pero si habla contra el Espíritu Santo, no recibirá el perdón, ni en esta vida ni en la venidera». (Mateo 12:32)

El Supremo Eterno dice: «En el momento de la muerte, el alma toma un nuevo cuerpo con la misma naturalidad con que pasó, en el anterior, de la infancia a la juventud y luego a la vejez. Este cambio no perturba a quien es consciente de su naturaleza espiritual».

El Supremo Eterno añade: «Todo hombre se entrega a diversos actos, sean o no conformes a las escrituras reveladas. Pero sepan que si uno utiliza el fruto de tales actos para adorarme en conciencia de Krishna, será inmediatamente bendecido con una felicidad que continuará en esta vida y en la siguiente, tanto en este mundo como en el próximo. No hay duda de ello».

El Supremo Eterno dice: «La muerte es segura para el que nace, y el nacimiento es seguro para el que muere».

El ser vivo (el alma), al principio, elige nacer.

Las escrituras vedicas, las sagradas escrituras originales tambien llamadas «El verdadero evangelio» (y por cierto la Biblia tambien presenta el mismo conocimiento) nos ensenan que en el principio el ser, que mora en el mundo espiritual en la compania de Dios, elige deliberadamente dejarlo y venir al mundo material para tratar de convertirse en un «dios sustituto» el mismo. Cuando nace en este mundo material, primero adquiere una posición exaltada como la de Brahma (el demiurgo y primer ser creado) u otros grandes seres celestiales, pero más tarde, debido a su contacto con las influencias de las modalidades inferiores de la naturaleza material, la pasión y la ignorancia, cae en las especies inferiores, humana, animal y vegetal.

Nuestra galaxia, «La Vía Láctea», al igual que todas las demás galaxias del cosmos material, está poblada por innumerables seres vivos que, por sus propias acciones interesadas, transmigran de una especie a otra y vagan así de planeta en planeta. Así, su encarcelamiento en la materia se ha perpetuado desde tiempos inmemoriales. Estos seres vivos son fragmentos infinitesimales del Alma Suprema, fragmentos espirituales, chispas espirituales o almas espirituales distintas de Dios, que miden aproximadamente una diezmilésima parte de la punta de un cabello.

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