La Ciencia Espiritual Pura
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Se ha desprendido de la ilusión de que su cuerpo y él mismo son uno solo. Sabe perfectamente que no es un producto de la materia, sino un fragmento de Dios, la Persona Suprema. No tiene ninguna razón para disfrutar cuando obtiene algún bienestar material, ni se lamenta ya por la pérdida de lo que está vinculado con su cuerpo. Esta igualdad de espíritu tiene el nombre de «inteligencia centrada en el alma». Gracias a ella, el ser consciente no comete, en ningún caso, el error de identificarse con su envoltura carnal que sabe además que es efímera y en ningún caso se olvida de la existencia del alma. Ese saber es elevado finalmente hasta el conocimiento perfecto de la ciencia de la Verdad Absoluta. También conoce su propia naturaleza y no trata en vano de identificarse completamente con el Absoluto. Esta consciencia inquebrantable no es más que el descubrimiento espiritual, el descubrimiento del Señor Supremo o la consciencia de Krishna.

Se llama alma realizada al ser a quien el conocimiento espiritual y el descubrimiento de este conocimiento conceden la plenitud.

Ha alcanzado el nivel espiritual y se controla a sí mismo. Ve del mismo modo el oro, el guijarro y la mota de polvo.

Más elevado todavía, está aquel que ve del mismo modo al indiferente, al imparcial, al benefactor y al envidioso, al amigo y al enemigo, al virtuoso y al pecador.

Así, a través del control del cuerpo, a través del de la mente y del acto el alma realizada se aparta de la existencia material y alcanza la morada de Dios, el Reino espiritual.

La cima del saber y de la ciencia se encuentra en el Padre Eterno y solo en él. Todo se revela a quienes desarrollan en sí mismos la consciencia de Dios hasta descubrir, más allá de cualquier duda, que el conocimiento del Señor es supremo y absoluto.

Los actos anclados en la consciencia de Dios no entrañan ninguna consecuencia.

El que actúa en la consciencia de Dios bajo la dirección del Alma Suprema sita en su corazón, no está ligado por ninguno de sus actos. El hombre totalmente establecido en la consciencia del Señor Supremo no es deudor de sus actos. Para él todo reposa en la voluntad suprema, el Alma Suprema, Dios, el Ser Soberano.

El saber, el objeto del saber y el conocimiento son los tres factores que suscitan el acto. Los sentidos, el acto en sí y su autor forman la triple base de toda acción.

A aquel cuyos actos no están motivados por el interés del cuerpo y cuya inteligencia no se queda estancada los actos nunca lo encadenarán.

Krishna, Dios, la Persona Suprema dijo:

Entre miles de hombres, solo uno puede ser, buscará la perfección y entre los que la alcancen raro será el que no conozca la verdad.

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