Logos 76
Es en el reino de Dios donde se encuentra la verdadera felicidad sublime.
Krishna, Dios, la Persona Suprema es la verdadera fuente de felicidad. Verdaderamente, Krishna, Dios, la Persona Suprema, siendo la fuente de todo placer y la reserva de todas las bendiciones, quien permanece con Él disfruta de una felicidad profunda, inefable, perfecta, ilimitada, incesante, permanente y eterna. Se puede decir que los verdaderos espiritualistas, los seres santos y los siervos de Dios disfrutan realmente de la vida. Su placer es ilimitado y constituye la verdadera felicidad, una felicidad que no es material sino espiritual. El placer que se obtiene de la vida espiritual es todo alegría, como el propio Krishna.
Krishna, Dios dice: «Aquel que alcanza el nivel espiritual realiza al mismo tiempo al Ser Supremo, y encuentra en ello una alegría infinita. Nunca se aflige, nunca anhela nada.»
La verdadera felicidad no existe en todo el cosmos material, pues es un mundo de sufrimiento. En el mundo espiritual y absoluto, los seres que viven allí actúan sólo en el servicio puro de amor y devoción que ofrecen a Dios, establecidos como están en la conciencia de Krishna o en la conciencia de Dios. Dado que Dios posee la plenitud absoluta, los seres comprometidos con su servicio encuentran a su vez la plenitud en sí mismos. Porque piensan naturalmente en Krishna, Dios, los seres puros están siempre bañados en la más perfecta alegría.
Los seres vivos encuentran su condición normal y feliz sólo cuando entran en contacto con la energía interior de Dios.
El mundo espiritual es la verdadera morada de los seres espirituales encarnados que todos somos. Este mundo espiritual eterno se llama Vaikuntha, y en sánscrito significa «el mundo sin ansiedad». Todo es refulgente (radiante) y está lleno de conciencia y dicha. La dimensión de Vaikuntha, el mundo espiritual, es inconcebible, pues en realidad es ilimitada. Cuando el ser virtuoso, la gran alma, entra en el reino de Dios, se siente inmediatamente nadando en el océano de la dicha espiritual, sumergiéndose y subiendo a la superficie del sublime océano en un movimiento ininterrumpido. Se siente abrumado por un sentimiento puro de amor y alegría como
ningún otro. Dios es la fuente de esto, y a través de su energía de dicha, la distribuye a todos. Tal es la verdadera felicidad sublime. Es en el reino de Dios donde se encuentra la paz, la plenitud, la verdadera vida eterna, la verdadera felicidad perfecta y la verdadera libertad.
Logos 77
El Señor dice: «Usar un lenguaje verdadero dirigido al bien de todos, pero también evitar las palabras hirientes, así como recitar asiduamente las escrituras, son las austeridades de la palabra. La serenidad, la sencillez, la gravedad, el autocontrol y la pureza de pensamiento son las austeridades de la mente. Practicada con fe por hombres cuyo objetivo no es obtener algún beneficio material para sí mismos, sino satisfacer al Supremo, la triple unión de estas austeridades procede de la Virtud. En cuanto a las penitencias ostentosas, que buscan el respeto, el honor y la veneración de los hombres, se dice que pertenecen a la Pasión. Sólo son inestables y efímeros. Por último, se dice que las penitencias y austeridades que se realizan por insensatez, y que se componen de torturas obstinadas, o que se llevan a cabo con el fin de herir, de destruir, provienen de la ignorancia. La caridad dictada por el deber, hecha sin esperar nada a cambio, en condiciones justas de tiempo y lugar, y con quien sea digno, se dice que esta caridad se realiza bajo el signo de la Virtud. Pero se dice que la caridad inspirada en la esperanza de recompensa, o en el deseo de frutos materiales, o hecha contra el corazón, pertenece a la Pasión. Por último, se dice que la caridad que no se hace en el momento y lugar adecuados, ni a las personas que son dignas de ella, o que se ejerce de forma irrespetuosa y despectiva, pertenece a la Ignorancia.»