Logos 72
Nadie puede acercarse a Dios si no renuncia al materialismo y al mundo material. El Señor Supremo es tan bondadoso con Sus devotos puros que, a su debido tiempo, los llama a Sí mismo, creando una combinación de circunstancias favorables y propicias para el alma pura.
Debemos renunciar a todo apego o vínculo con la materia antes de poder volver a Dios, a nuestra morada original. Por eso, aunque un ser santo esté profundamente absorbido por los asuntos de este mundo, el Señor creará una situación propicia para el desapego total en su devoto. El Señor Supremo nunca olvida a su devoto puro, aunque éste se dedique a actividades aparentemente materiales, y por eso a veces crea una situación misteriosa en la que el ser santo se ve obligado a renunciar a las cosas de este mundo. Mientras que algunos ven esto como una fuente de frustración, y le atribuyen una influencia negativa, él puede tomarlo como una señal del Señor. El Señor misericordioso a veces enfrenta a Su devoto puro con tales circunstancias, para sacarlo del océano fangoso de la existencia material, y traerlo de vuelta a Él, aunque pueda parecer externamente que el alma pura está en las garras de alguna frustración.
El ser santo está siempre bajo la protección del Señor, y en todas las circunstancias, en el éxito y en el fracaso, el Señor sigue actuando como su guía supremo. Así, el siervo puro de Dios acepta todas las condiciones, incluso las adversas, como una bendición del Señor.
Logos 73
Aquel que desee convertirse en compañero del Señor Supremo en uno de los innumerables planetas que pueblan el mundo espiritual, y más especialmente en Goloka V?ndavana, el propio planeta de Krishna, Dios, la Persona Suprema, debe meditar constantemente en el hecho de que es distinto y no tiene relación con la energía material, y que debe realizar su identidad puramente espiritual, como entidad espiritual o alma espiritual, cualitativamente igual al Alma Suprema, el Espíritu Santo. El alma realizada se siente entonces verdaderamente libre.
Este sentimiento de libertad de todas las relaciones materiales y la liberación de las envolturas densas y etéreas de la materia que cubren al ser le deja libre para actuar
como servidor del Señor mientras sigue viviendo en este mundo. Este nivel de perfección se llama estado de liberación dentro del universo material. Esta es la forma de acabar con la existencia material. No es que uno deba limitarse a saber que es un ser espiritual, sino que también debemos actuar como tal. El que se limita a llamarse a sí mismo un ser espiritual es un impersonalista, mientras que el que actúa como tal se llama alma pura
El Señor enseña que sólo aquellos que han realizado actos de virtud en sus vidas pasadas, y que por tanto se han liberado de las secuelas de todas las faltas, pueden centrar su atención en el Señor Supremo, Dios.