Logos 66
El Señor dice: «Tres puertas se abren al infierno: la concupiscencia, la ira y la avaricia. Que todo hombre cuerdo las cierre, porque llevan al alma a su perdición.»
El hombre que ha evitado estas tres puertas del infierno dedica su vida a los actos que conducen a la realización espiritual. De este modo, alcanza gradualmente la meta suprema, Dios. Quien, por el contrario, rechaza los preceptos de las escrituras para actuar según su capricho, no alcanza ni la perfección, ni la felicidad, ni la meta suprema.
Lo que es su deber y lo que no es, sepa determinarlo a la luz de los principios dados por las santas escrituras. Conociendo estas leyes, actúa de manera que te eleves gradualmente.
Logos 67
Cuando pensamos que nuestros parientes y amigos están lejos de nosotros, desamparados y desprovistos, nuestro pensamiento es realmente fruto de la ignorancia y sólo de la ignorancia.
Cada ser vivo recibe, por voluntad del Señor Supremo, sustento y protección, según la posición adquirida por él en este mundo. Por eso el Señor es llamado el Supremo Protector. Sabiendo que Él sostiene a todos los seres, cada uno debe preocuparse sólo por sus propios deberes, pues el poder de proteger verdaderamente a los demás no lo posee nadie excepto el Señor Supremo.
El esfuerzo humanitario más elevado y perfecto es conseguir que cada ser humano practique y enseñe el servicio de amor y devoción ofrecido a Dios en todo el mundo, pues sólo este trabajo puede liberar al alma de las garras de la ilusión, la naturaleza material, el tiempo devastador y el karma.