bendiciones para lograr su existencia tanto material como espiritual. La forma humana es una oportunidad especial para alcanzar la existencia espiritual y captar la relación eterna con Dios, que nada ni nadie puede romper. Puede olvidarse por un tiempo, pero siempre puede revivir por la gracia del Señor. Todo lo que tenemos que hacer es ser fieles a sus mandamientos revelados en las Sagradas Escrituras originales en todo momento y en todo lugar.
Logos 62
En la aniquilación final o «fin del mundo», los seres encarnados se reabsorben automáticamente en el cuerpo de Dios al final de los cien años de vida de Brahma. Pero así reabsorbidos en Él, los seres individuales distintos de Dios conservan su propia identidad como almas espirituales.
Tan pronto como, por voluntad del Señor, la creación entra de nuevo en el estado manifestado, todos los seres que hasta entonces habían estado inactivos y dormidos se encuentran libres para reanudar sus diversas actividades, de acuerdo con sus anteriores condiciones de existencia. Este es el principio de despertar del sueño y reanudar sus propias actividades. Cuando un hombre duerme por la noche, se olvida de su identidad, de sus obligaciones y de todo lo relacionado con sus actividades de vigilia. Pero en cuanto recupera la conciencia, todo lo que tiene que hacer vuelve a su mente, y retoma sus actividades. Del mismo modo, los seres vivos permanecen en el cuerpo de Dios mientras dura la aniquilación de la galaxia, pero en cuanto llega de nuevo el momento de la creación, se despiertan y reanudan sus tareas inconclusas.
El Señor dice: «Con el día de Brahma nacen todas las variedades de seres, y cuando llega su noche, todos son aniquilados. Sin cesar, día tras día, el día renace y cada vez se traen a la existencia miríadas de seres. Sin cesar, noche tras noche, la noche cae, y con ella los seres en la aniquilación, sin que puedan hacer nada al respecto. Sin embargo, existe otro mundo, eterno, más allá de los dos estados, manifiesto y no manifiesto, de la materia. Este es el mundo supremo que nunca perece. Cuando todo el universo material se disuelve, permanece intacto.»
Logos 63
Dios tiene una fascinación natural por todos los seres, como enseñan las sagradas escrituras originales, el verdadero evangelio, pues Él es de todos los seres eternos (almas eternas) el Supremo. Sólo él los mantiene a todos. De todos los seres vivos, Él es el más hermoso, Su discurso es elegante, perfecto, Su voz profunda, dulce, agradable de escuchar, Su cuerpo desprende un olor agradable, y todos los que están cerca de Él sienten una felicidad infinita y una paz sublime.