Logos 41
La supuesta rivalidad entre Satán y el Supremo Eterno es una mentira, una invención de los malhechores demoníacos para engañar a los seres humanos y mantenerlos en la ignorancia.
Si las fuerzas del mal existen, sabed que no son poderes autónomos, sino energías de Dios, que actúan bajo su autoridad. Siempre permanecen perfectamente bajo Su control y total supremacía. El Supremo Eterno, Krishna, cuyo poder es absoluto, domina todo lo que existe, pues todo emana de él. Sólo Él crea, mantiene y destruye todo lo que existe. Siempre es Supremo y no tiene igual, ni rival, ni mucho menos superior. Él es el Único Absoluto sin segundo. Una de las energías de Dios, la energía de la ilusión, cuyo papel es engañar a los hombres para que se vuelvan al Señor, es la representación del mal o de Satanás. Satanás, como ser espiritual, no es en absoluto autónomo, independiente, y no puede actuar como rival de Dios, pues está sometido a la autoridad de Dios. La energía de la ilusión, maya, que es similar a Satanás, manifiesta su influencia sólo cuando uno se aleja de Dios y se niega a servirle con amor y devoción.
Dios es la luz, y donde la luz brilla, la oscuridad desaparece. Aquellos que abrazan la conciencia de Dios, la energía de la ilusión, el mal o satán, no pueden acercarse a ellos.
Logos 42
Dios dice: «No harás daño a nadie, ni matarás. No hay justificación para quitar la vida.»
Los sufrimientos que padecemos hoy son las consecuencias exactas de los actos abominables que cometimos en nuestra vida anterior. Quien comete un asesinato, aunque sea contra una persona cruel, tendrá que sufrir mucho en su vida futura y será asesinado a su vez. Condenar a muerte a un asesino es ahorrarle un gran sufrimiento en su próxima vida. Podemos escapar de la justicia humana, pero la justicia de Dios es imposible.
El sufrimiento es útil y necesario porque nos permite, a través del dolor que sentimos, conocer lo que generan las acciones malas y, por tanto, resolver no volver a hacer el mal de ninguna forma a nadie.
El sufrimiento es útil y necesario porque ayuda a reducir y borrar los pecados acumulados y los actos malos o incluso criminales cometidos en el pasado y en la vida anterior.
El sufrimiento es útil y necesario porque permite tomar conciencia de las malas acciones, hacer penitencia, volverse a Dios y aplicar definitivamente las leyes y los mandamientos divinos.