Logos 36
¿Saben los hombres que la matanza de animales inocentes en los mataderos por el deseo de disfrutar de su carne provocará futuras calamidades, guerras, epidemias, hambrunas, sequías y otros trastornos climáticos, que les sobrevendrán por el karma acumulado por el holocausto animal y las sociedades que apoyan estas actividades criminales, que son imperdonables a los ojos de Dios?
Al asesinar animales inocentes en los mataderos y comer su carne, los humanos se condenan a sí mismos a un severo castigo por parte de la justicia divina. Por tomar la vida ellos también morirán; no escaparán.
Está escrito: «Tú has creado esta situación, has matado a tantos animales, ahora sufre la ley de causa y efecto que da a cada uno las consecuencias de sus actos.»
Es absurdo e irresponsable creer que la matanza de animales y el consumo de carne, pescado y huevos de animales no obstaculizan la realización espiritual y no son la causa de nuestro sufrimiento. Los asesinos de animales y todos aquellos que se deleitan con la carne animal nunca podrán conocer a Dios tal como es, ni penetrar en el verdadero conocimiento divino, y mucho menos descubrir la verdad absoluta. Son elementos que no encontrarán el camino hacia el reino de Dios. Por otra parte, ellos mismos sufrirán en su próxima vida lo que han hecho a estos animales inocentes, pues tal es la ley de causa y efecto, que hace recaer sobre cada uno las consecuencias de sus actos. Comprende que todos los animales tienen alma.
Los que quieran iniciarse en el camino que lleva al reino de Dios deben, ante todo, dejar de comer carne, pescado y huevos, obedecer al Señor y servirle con amor y devoción.