Logos 45
Dios dice en las sagradas escrituras originales, el verdadero evangelio:
«En el momento de la muerte el alma toma un nuevo cuerpo, con la misma naturalidad con la que pasó, en el anterior, de la infancia a la juventud y luego a la vejez. Este cambio no perturba a quienes son conscientes de su naturaleza espiritual. En el momento de la muerte, el alma se reviste de un nuevo cuerpo, ya que el antiguo se ha vuelto inútil, al igual que uno se desprende de la ropa gastada para ponerse una nueva. Sabed que lo que penetra en todo el cuerpo no puede ser destruido. Nadie puede destruir el alma imperecedera. El alma es indestructible, eterna y sin medida. No conoce ni el nacimiento ni la muerte. Está vivo y nunca dejará de estarlo. No nacido, inmortal, original, eterno, nunca tuvo un principio y nunca tendrá un final. No muere con el cuerpo. Sólo los cuerpos materiales que toma prestados están sujetos a la destrucción.»
Logos 46
El Eterno, Dios, realmente no tiene nombre. Pero si a pesar de todo tiene innumerables nombres, es simplemente porque los seres vivos, en la tierra y en otros planetas de nuestra galaxia, así como en todas las demás galaxias, le han dado nombres según sus atributos divinos, sus cualidades o la fascinación que ejerce sobre ellos.
Cualquiera que sea el nombre que se le dé, El Elohe: «Dios Poderoso y Preeminente», Elohim: «Dios Creador Poderoso y Fuerte», El-Shaddai: «Dios Todopoderoso», Adonai: «Señor», Yahvé: «El Eterno», Jehová: «el Eterno», Alá: «el Dios», Awoon: «Padre Eterno», Krishna (Cristo en griego): «el infinitamente fascinante». Krishna es el primero y más poderoso de todos los nombres de Dios, pues el Señor Supremo lo ha investido de poder. Sin embargo, sea cual sea el Nombre de Dios que prefieras pronunciar o con el que tengas afinidad, es siempre al Eterno, a Dios, a la Persona Suprema, al que te diriges.