Logos 39
El arrepentimiento es natural por parte de una persona virtuosa, tan pronto como comete una falta.
En verdad, el arrepentimiento sincero nos libera de las consecuencias de todas las faltas que podamos cometer inadvertidamente. El que se arrepiente sinceramente ve, por la gracia de Dios, todas sus faltas reducidas a la nada y evita así que los miembros de su familia tengan que sufrirlas. De hecho, la mala conducta de un hombre repercute en toda su familia. Así es como actúa una persona sabia y virtuosa. Por su santidad, permite a los miembros de su familia compartir por igual los frutos del servicio amoroso y devocional que ofrece al Señor.
En verdad, el mayor beneficio o bendición que el Señor puede conceder a una familia es que nazca en ella su santo siervo, pues a través de él el Señor los libera a todos hasta la vigésima generación hacia atrás y hacia delante.
Logos 40
El flujo y reflujo del tiempo no se detiene para ningún hombre. El tiempo es poderoso porque representa al Eterno Supremo, a la Persona Soberana. No hay nada más poderoso que eso.
Efectúa incluso los cambios más sutiles sin dificultad. Nadie puede detener el tiempo, que se pone en marcha desde el nacimiento de los seres vivos, humanos, animales y vegetales. El tiempo lo modifica todo según su voluntad, y nadie puede sustituir su voluntad por la del tiempo.
Sean cuales sean nuestros pensamientos materiales, el tiempo ineludible, la forma de la Persona Divina, no olvida su deber. Cuando han pasado las horas, los días, los meses o los años que nos corresponden, el tiempo, por la gracia de Dios, pone fin a nuestra existencia. Como el factor tiempo, Dios pone fin a nuestras acciones.
El tiempo universal y la muerte son los signos del poder de Dios y la prueba visible de su existencia.