El método de realización espiritual preconizado en la Edad de Oro era la meditación, y fue enseñado allí por el Avatar de pelo blanco, que luego concedió al sabio Kardama la gracia de tener una encarnación divina como hijo suyo. En esa época, todos meditaban en Krishna y todo ser viviente estaba bañado en el conocimiento perfecto. En nuestra época, esta práctica ya no se recomienda, aunque sigue siendo, en diversas formas, el instrumento de búsqueda de los individuos cuyos conocimientos son incompletos. Durante la Edad de Plata, el camino espiritual recomendado era la realización de sacrificios, tal y como enseñaba el Avatar de rostro rojo. Luego vino la Edad de Cobre, cuando todos adoraron a Krishna, que entonces estaba presente personalmente, para alcanzar la autorrealización. El color de la tormenta, Krishna se encarna en su propia forma y anima a la gente a adorarle, como se recoge en el Bhagavad-Gita. El Srimad-Bhagavatam nos dice que Krishna es adorado a través del siguiente himno: «Ofrezco mi respetuoso homenaje a Dios, la Persona Suprema, que se llama Vasudeva.» Así es como se practicaba el culto al Soberano Krishna en la Edad de Cobre.
¿Cómo se puede reconocer un Avatar?
Y el Señor respondió: «Así como uno reconoce a los distintos Avatares a la luz de los textos védicos (los Vedas, las escrituras sagradas originales), uno puede saber quién es realmente la encarnación de Dios en esta era de Kali.»
De ahí la importancia de apoyarse en las escrituras autorizadas: no se trata de ver un Avatar en cualquier persona a su antojo, sino de comprender las características de un verdadero Avatar tal como se define y se refiere en la literatura sagrada. Un Avatar genuino nunca se proclama como tal, por lo que sus seguidores deben distinguirlo de los impostores remitiéndose a las escrituras sagradas comprobadas. El verdadero Avatar se menciona en las escrituras sagradas originales. Menciona el nombre de la ciudad donde aparecerá, así como los nombres de su padre y su madre.
Cualquier persona inteligente puede reconocer las características del Avatar legítimo por dos criterios: su personalidad, el criterio principal, y sus características secundarias. Así, las escrituras describen los rasgos corporales y las actividades del Avatar, siendo los primeros el criterio principal para identificarlo, y los segundos sus atributos secundarios. El primer verso del Srimad-Bhagavatam lo confirma al describir las características de un Avatar con las palabras param y satyam, que, según el Señor Chaitanya, revelan las características principales de Krishna. Sus características secundarias, como enseñar el conocimiento védico a Brahma y tomar la forma del Avatar Supremo para crear el cosmos, se manifiestan sólo en ocasiones y sólo con fines específicos.