Chaitanya, el Avatar de Oro
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Cada una de las tres categorías de energía interna, el poder de la dicha, el poder de la percepción y el poder existencial, ejerce su influencia sobre uno de los poderes externos que rigen el alma condicionada. Esta influencia pone de manifiesto los tres atributos de la naturaleza material, demostrando categóricamente que los seres vivos, que constituyen la energía marginal, permanecen eternamente como servidores del Señor y, por tanto, están bajo la tutela de la energía interna o externa.

Servir a Krishna, Dios, la Persona Suprema y complacerse en satisfacer todos sus deseos es nuestro verdadero deber, siempre manifestado en el amor al Señor. Con los ojos del amor a Dios se puede percibir su verdadera identidad. Este es el lugar mismo de las diversiones en las que Kṛiṣhṇa se complace con los jóvenes pastores y las gopīs [jóvenes de la aldea, compañeras de Krishna en Vrindavana, el reino trascendental. Ellos encarnan, por su puro amor a Él, la más alta devoción al Señor], en su reino.

«Adoro al Señor primordial, al padre original, que guarda las vacas y satisface todos los deseos. Sus mansiones están construidas con gemas espirituales y rodeadas de millones de árboles de deseos. Miles de diosas de la fortuna le sirven para siempre con gran veneración y el más profundo afecto.»

Este verso, tomado del Brahma-saṁhitā (texto sagrado), nos revela de manera precisa la morada de Kṛiṣhṇa, ese lugar trascendental donde la vida es toda eternidad, dicha y conocimiento, pero donde también hay profusión de vegetales, leche, joyas, hermosas mansiones y jardines mantenidos por encantadoras damiselas, todas diosas de la fortuna. Kṛiṣhṇaloka es el planeta supremo del mundo espiritual, por debajo del cual evolucionan innumerables planetas espirituales.

Vaikuṇṭhaloka, [los planetas eternos situados en el reino de Vaikuntha, el mundo espiritual. Krishna, Dios, la Persona Suprema gobierna sobre cada uno de ellos en Su forma Narayana] no está sujeto a la influencia de los tres atributos de la naturaleza material, que son la virtud, la pasión y la ignorancia. En el mundo material el modo más elevado es el de la virtud, que se caracteriza por la veracidad, la cordura, la pureza, el control de los sentidos, la sencillez, la esencia del aprendizaje, la fe en Dios, el conocimiento científico, etc. Sin embargo, todos estos atributos están contaminados por la pasión y la imperfección. Por el contrario, los atributos de Vaikuṇṭha, proceden de la energía interna de Dios y, por lo tanto, son de naturaleza puramente espiritual y trascendental, libres de infección material. Ningún planeta material, incluido Satyaloka, el más alto de nuestra galaxia, puede compararse con los planetas espirituales, donde no aparece ninguna de las cinco características del mundo de la materia, a saber, la ignorancia, el sufrimiento, el egoísmo, la ira y la envidia.

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