El apego a Krishna también puede adoptar dos formas, la primera de las cuales es de respeto y reverencia. Esta forma de apego, caracterizada por una cierta falta de libertad, se manifiesta en Mathura y en los planetas espirituales, Vaikuntha. En estos lugares de residencia del Señor, el intercambio de amor espiritual está restringido, mientras que en Gokula Vrindavana es libre. Aunque las muchachas y los pastores de Vrindavana saben que Krishna es Dios, la Persona Suprema, no le muestran mucho respeto o veneración debido a la inconmensurable intimidad que marca su relación con Él. En las cinco principales relaciones espirituales, el respeto y la veneración a veces oscurecen la verdadera grandeza del Señor, y a veces incluso obstaculizan el servicio que se le ofrece.
Pero donde hay amistad, afecto paternal y amor conyugal, el respeto y la reverencia se minimizan. Por ejemplo, cuando Krishna apareció como hijo de Vasudeva y Devaki, sus padres le rezaron con respeto y veneración, sabiendo que el Señor Supremo, Krishna o Visnu, se les había aparecido como su amado hijo. Aunque apareció como su hijo, Devaki y Vasudeva le ofrecieron inmediatamente oraciones, sabiendo que era Dios, la Persona Suprema. Y de forma similar, cuando Arjuna vio la forma universal del Señor, el miedo se apoderó de él, hasta el punto de suplicar el perdón de Krishna por haberse comportado a menudo de forma arrogante con él como amigo íntimo.
El Bhagavad-Gita (XI:41-42) recoge la oración de Arjuna: «Querido Krishna, sin ser consciente del alcance de tu inconcebible poder, a veces te he faltado al respeto y te he llamado “oh, amigo mío”. Perdóname, te ruego, por haberme dirigido tontamente a ti como un amigo o un hombre común.»
Del mismo modo, cuando Krishna estaba bromeando con Rukmini, temiendo que la dejara, ella se alteró tanto que dejó caer el abanico con el que lo abanicaba y se le soltó el pelo. Como un plátano arrancado por una fuerte ráfaga de viento, cayó al suelo casi inconsciente. En cuanto a Yasoda, la madre de Krishna en Vrindavana, el Srimad-Bhagavatam (10.8.45) afirma que ella creía que el Señor al que adoran todas las escrituras auténticas, incluidos los Vedas y upanisads, y la filosofía Sankhya, había nacido de su vientre. Y también cuando la madre Yasoda ató al niño Krishna con una cuerda, como si fuera un hijo ordinario con un cuerpo material nacido de ella (Srimad-Bhagavatam, 10.9.12). También hay otros pasajes en los que Krishna es tratado como el hombre común, incluyendo aquel en el que se dice que después de ser derrotado en un juego por sus amigos los pastores, Krishna cargó a Sridham sobre sus hombros (S.B., 10.18.24).