Vemos el bien en él sólo por un acto de imaginación, porque el único bien real depende de lo que se hace en conciencia espiritual, conciencia de Krishna, en absoluta devoción y servicio al Señor. Si tenemos el más mínimo deseo de que nuestras acciones sean favorables, debemos seguir absolutamente las directrices del Señor Supremo, Krishna, transmitidas por los Vedas, las sagradas escrituras originales, el verdadero evangelio, tales como «Aprendamos a Conocer al Padre Eterno», «Palabras de Krishna, Cristo, Dios, la Persona Suprema», «Palabras de Dios», «La ciencia espiritual pura», y «Palabras de sabiduria, la sabiduria de Dios», así como por un genuino maestro espiritual, siervo de Dios.
Las actividades dirigidas a la satisfacción de los sentidos, cuyo único propósito es complacer a la mente y a los sentidos, son la causa de la esclavitud del alma a la materia. Mientras el alma se entregue a estas acciones egoístas, no dejará de reencarnarse de una especie a otra.
El Avatar Rishabhadeva nos advierte con estas palabras: «Cuando uno considera la complacencia de los sentidos como el objetivo de su vida, se ocupa en la vida material hasta el punto de volverse loco y se entrega a todo tipo de actividades culpables. No sabe que es a causa de sus malas acciones pasadas que ya ha recibido un cuerpo material que, a pesar de su naturaleza transitoria, es el origen de su sufrimiento. En verdad, el ser distinto nunca debería haber asumido esta envoltura carnal, sino que ésta le fue atribuida para la satisfacción de sus sentidos. Además, no creo que sea inteligente para un hombre enredarse nuevamente en actividades materiales que lo obligarían perpetuamente a tomar cuerpos, vida tras vida. Mientras el ser vivo no indague en los valores espirituales de la existencia, deberá experimentar la derrota y los males resultantes de la ignorancia. Ya sea virtud o pecado, el karma da frutos, y si una persona está involucrada en alguna forma de karma, su mente se describe como “teñida con el deseo de disfrutar los frutos de la acción”. Mientras la mente permanezca impura, la conciencia permanecerá oscurecida, y mientras uno siga el sendero de la acción egoísta, debe revestirse de un cuerpo material. Cuando el ser viviente está bajo la influencia de la ignorancia, no puede conocer la naturaleza del alma distinta y la del Alma Suprema. Su mente entonces sufre el yugo de la acción egoísta. Por lo tanto, mientras no tenga amor por Dios, ciertamente no estará exento de tomar cuerpos materiales».
Para liberarnos del ciclo de la reencarnación, debemos actuar absolutamente como un alma espiritual. Para ello debemos entregarnos a Krishna, Dios, la Persona Suprema, y disfrutar de servirle con amor y devoción.
En verdad, el servicio devocional es la manifestación del amor que sentimos por Dios. Otro método que nos permite poner fin al ciclo de reencarnaciones repetidas es el que consiste en ofrecer a Krishna el fruto de nuestro trabajo, de nuestro día, de todas nuestras actividades y de todas nuestras acciones.