Pongamos fin a la acción interesada, a los placeres de los sentidos, renunciemos a los frutos de nuestras acciones y vivamos según la enseñanza de Dios.
El ser espiritual encarnado en el cuerpo de un ser celestial, agotados sus méritos, desciende a la tierra en una gota de agua y encuentra allí el cuerpo de un hombre.
El ser individual distinto de Dios puede, mediante un acto libre, sumergirse en el corazón de la oscura naturaleza material e identificarse con la materia, con el cuerpo en el que se encarnó, o por el contrario identificarse con la energía espiritual, superior, y por lo tanto esta razón también se la conoce como la energía marginal del Señor.
Dependiendo de si se inclina hacia una u otra de estas energías, material o espiritual, adquiere un cuerpo correspondiente, material o espiritual. Sin embargo, la posición que ocupa en este mundo no se corresponde con su verdadera naturaleza. La naturaleza original del ser distinto es servir al Señor Supremo con conciencia espiritual, con conciencia de Krishna.
Pero en el universo material, su conciencia material lo empuja irresistiblemente a querer dominar la materia, por lo que debe someterse a la ley del karma y renacer indefinidamente entre las 8.400.000 especies vivientes, a veces como un ser celestial, a veces como un ser celestial. un hombre, a veces como un animal o una planta, etc. mientras que en el mundo espiritual conserva una forma única.
De las 8.400.000 formas de vida que Dios creó, encontramos 900.000 especies acuáticas, 2.000.000 de especies vegetales, 1.100.000 especies de reptiles y gusanos, 1.000.000 de especies de aves, 3.000.000 de especies de mamíferos y 400.000 especies humanas, reuniendo el conjunto las 8.400.000 variedades de cuerpos. Se encuentra en varios planetas en innumerables galaxias.
Así continúan las andanzas del ser espiritual encarnado, del ser humano, por efecto de innumerables encarnaciones siguiendo el llamado de las diversas formas de deseos materiales que emite y que residen en su mente.
El hombre puede, mediante sacrificios, llegar a los planetas edénicos y disfrutar de los placeres que allí se encuentran, pero agotados sus méritos, encontrará en la tierra el cuerpo de un hombre.
El ser, el alma, desciende luego a una gota de agua, luego se transfiere a una semilla de cereal que, ingerida por el hombre, se transfiere al esperma que éste liberará. Este esperma fecundará a una mujer, quien le dará nuevamente un cuerpo humano, para que pueda realizar sacrificios, y el ciclo comenzará nuevamente.
Así, el ser condicionado va y viene, sin cesar, por el sendero material. El devoto de Krishna evita hacer sacrificios a los seres celestiales. Se absorbe directamente en la conciencia de Krishna y así prepara su regreso al Señor.