Y es en este espíritu que Él interactúa con Sus devotos puros en Su reino original de Goloka Vrndavana. Allí, los amigos de Krishna lo consideran como uno de los suyos; no lo ven como un objeto de veneración. En cuanto a los «padres» del Señor, lo ven como un simple niño, y Él acepta su castigo con mejor gracia que las oraciones de los seres celestiales. Del mismo modo, Él siente más placer al ser reprochado con amor por las gopis que al escuchar los himnos védicos.

La Persona Divina en Su forma primera y original, el beneficiario supremo, evoluciona cuando viene a este mundo para el beneficio, la protección y el progreso final de toda la galaxia. En cuanto a los miembros de la dinastía en la que aparece el Señor, disfrutan de la vida a la manera de los habitantes del mundo espiritual.

Krishna, Dios, la Persona Suprema está presente en todas las galaxias.

El Señor Supremo está presente en cada galaxia en dos formas: Garbhodakasayi Visnu y Ksirodakasayi Visnu. Este último tiene su propio planeta en el extremo norte de la galaxia. Hay un gran océano de leche, (espiritual) donde vive el Señor, acostado en el lecho formado para Él por Ananta, una emanación de Baladeva, la primera emanación completa de Krishna.

Más allá de la galaxia y de las siete capas de materia que la cubren, bastante más allá de nuestra visión, está el Océano Causal (también espiritual) en el que flotan todas las galaxias, como globos en forma de huevo. Luego, más allá del Océano Causal, está la extensión ilimitada del mundo espiritual, generalmente conocida como el resplandor que emana del cuerpo del Ser Espiritual Supremo, Krishna. Dentro de esta luz hay innumerables planetas espirituales, conocidos como los Vaikunthalokas, cada uno de los cuales supera con creces el tamaño de la mayor de las galaxias materiales. En cada uno de ellos viven innumerables seres a imagen y semejanza de Visnu (la emanación completa de Krishna), o servidores directos del Señor. Viven felizmente en estos planetas, libres de todo sufrimiento, y en perpetua juventud, disfrutando de una existencia de perfecta dicha y conocimiento, sin temor al nacimiento, a la enfermedad, a la vejez y a la muerte, ni a ninguna influencia del tiempo eterno.

Los habitantes de Dvaraka viven muy felices en compañía del Señor y son comparados con los seres puros que viven en los Vaikunthalokas. Los planetas espirituales Vaikunthas juntos constituyen el reino de Dios.