En el mundo espiritual, el Señor es el beneficiario sublime de todas las cosas y todos los seres están comprometidos en el servicio amoroso a Él, nunca tocado por la contaminación material de las gunas. Las actividades del mundo espiritual están libres de todas las imperfecciones del mundo material.

El mundo material es sólo un reflejo distorsionado del reino espiritual del Señor. Y como un reflejo nunca es eterno, la variedad de este mundo de la dualidad, el cosmos material, dividido entre lo material y lo espiritual, no puede compararse en modo alguno con la del mundo espiritual.

La energía interna de Krishna, la Persona Suprema, sostiene el reino de Dios y todo lo que contiene. El poder interno del Señor hace que la variedad aparezca en el reino trascendental de Vaikuṇṭha, el mundo espiritual. De hecho, el cosmos material es el reflejo distorsionado del mundo espiritual. Todo lo que se encuentra en el cosmos material y en los planetas materiales, incluida la tierra, por ejemplo, se encuentra también, pero más hermoso, más puro, en el reino de Dios.

El Señor dice: «Quien se establece en este conocimiento puede alcanzar la naturaleza espiritual y absoluta, similar a la Mía. Entonces no renace en el tiempo de la creación, y en el tiempo de la disolución no se ve afectado».

Más allá de la existencia manifestada y no manifestada de la naturaleza material está el mundo espiritual. Siendo esta naturaleza de carácter puramente espiritual, no hay diferencia cualitativa; todo allí es espiritual, perfecto, y participa de la forma espiritual de Krishna, Dios, la Persona Suprema. Este mundo espiritual, la manifestación del poder interior del Señor Krishna, difiere totalmente del mundo material, manifestado por su energía exterior.

Podemos hacernos una idea del cielo espiritual comparándolo con el cielo material, donde los rayos del sol podrían compararse con el resplandor que emana del cuerpo trascendental de Krishna, los rayos radiantes de Dios. En este resplandor flotan innumerables planetas espirituales llamados Vaikuṇṭha, todos ellos espirituales y, por tanto, fuente de su propia luz, un resplandor que supera con creces al del sol. El Señor Supremo Krishna, Sus innumerables emanaciones plenarias, así como las emanaciones de éstas gobiernan cada planeta Vaikuṇṭha. En la región más alta del cielo espiritual está el planeta conocido como Kṛiṣhṇaloka. El poder interno del Señor Krishna asegura la existencia trascendental de todas las estrellas que flotan en el cielo espiritual y donde todos los habitantes son almas eternamente liberadas. La variedad espiritual es eternamente independiente de cualquier condición material, y es idéntica a Dios, ya que ambas son absolutas. En el reino trascendental, la dicha encuentra todo su sabor en la variedad.