Pero uno de los efectos de la práctica del servicio devocional reside precisamente en la completa eliminación de estos productos de la pasión y la ignorancia. El ser santo se establece inmediatamente en la virtud, y desde ahí se eleva al nivel puro, sin mezcla. Sólo en este estado se puede desarrollar el amor puro por Krishna, a través del cual se llegará a verle cara a cara una y otra vez.
El ser santo, el alma pura, está siempre bajo el signo de la virtud pura. No hace daño a nadie. El alma pura nunca es inepta (tonta, estúpida, poco inteligente…) ni apasionada. Ningún ser malvado, inepto o apasionado puede ser puesto entre los devotos del Señor, por muy santo que pretenda ser por su actitud exterior. El ser santo sigue poseyendo todas las cualidades de Dios, en menor cantidad, por supuesto, pero la identidad cualitativa permanece. Los seres puros y santos que residen en los planetas del mundo espiritual son todos compañeros eternos del Señor. En cuanto al reino del Señor Krishna, que está más allá de todos los demás planetas espirituales, se llama Krishnaloka, o Goloka Vrindavana, y los seres consumados, que han desarrollado plenamente el setenta y ocho por ciento de los atributos del Señor, pueden, después de dejar sus cuerpos materiales, entrar en él.
La diversidad también existe en el mundo espiritual.
Las dimensiones del cuerpo espiritual y absoluto del Señor Supremo sólo pueden ser estimadas por Él, de acuerdo con Sus propios valores, ya que Él está presente en todas partes en toda la manifestación cósmica. La naturaleza material extrae su belleza de la suya. Sin embargo, Él mismo siempre se muestra vestido y adornado con magnificencia, para mostrar la variedad espiritual de la que Él es el Maestro, y que juega un papel tan importante en el desarrollo del conocimiento espiritual.
En el mundo espiritual, todos los planetas no son diferentes del Señor Supremo. Debido a que Él es Espíritu Puro y de naturaleza absoluta, Su Nombre, Fama, Glorias, Atributos y Entretenimientos no son diferentes de Su propia Persona. Lo mismo ocurre con los planetas espirituales del reino de Dios. Allí, no hay diferencia entre el cuerpo y el alma. Además, el tiempo no ejerce su influencia como en el cosmos material, por lo que los planetas, al ser espirituales, nunca se destruyen. La variedad espiritual que reina allí es también una con el Señor.
En el mundo espiritual hay una variedad trascendental. Allí, cada una de las formas desnaturalizadas visibles en la variedad material está representada completamente en su identidad espiritual original. Mientras que la acción material está contaminada por la influencia material de las gunas, los atributos de la naturaleza material, las energías del mundo espiritual conservan una completa pureza porque están comprometidas con el servicio amoroso puro y absoluto al Señor: esto es lo que marca la diferencia.