El Mundo Espiritual
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En realidad, el alma es una chispa espiritual mucho más brillante, radiante y poderosa que el sol, la luna o la electricidad. El hombre desperdicia su vida si no se da cuenta de que su verdadera identidad es espiritual. Fue para salvarlo de esa «civilización» que aparecieron el Señor Krishna, el Señor Chaitanya Mahāprabhu, y con él el Señor Nityānanda.

En el mundo espiritual hay una energía creativa. Esta energía puramente espiritual sostiene todos los planetas espirituales Vaikuṇṭha con todas las perfecciones en su plenitud, como el conocimiento, la riqueza, el valor, etc. Todas estas acciones de la energía interna o puramente espiritual revelan los poderes de Krishna, el último receptáculo de todos los seres individuales que sufren en el mundo material. Cuando la creación cósmica es aniquilada, (el fin del mundo) los seres vivos, de naturaleza indestructible, descansan en Su cuerpo divino. Todos los habitantes de Vṛindāvana son almas puras, grandes almas, devotos y devotas del Señor Supremo, y son todos fuentes de toda fortuna feliz, porque de una forma u otra cantan constantemente el santo nombre de Krishna. Todos ellos son grandes sabios.

Las galaxias de la Creación material son de dimensiones limitadas al igual que los planetas materiales, pero los planetas Vaikuntha, por su naturaleza espiritual, se extienden hasta el infinito. Cada uno de ellos cubre millones, incluso miles de millones de kilómetros. Nadie puede medir su alcance. Todos sus habitantes están dotados de las seis excelencias: riqueza, fuerza, conocimiento, belleza, renombre y renuncia. En cada uno de estos planetas espirituales, una emanación diferente de Krishna, el Señor Supremo, reside eternamente. Krishna mismo tiene Su propia morada original y eterna, que se llama Krishnaloka o Goloka Vrindavane.

En nuestra galaxia, incluso la estrella más grande ocupa sólo una fracción del espacio. El Sol, aunque es millones de veces mayor que la Tierra, no llena el espacio por sí solo. Del mismo modo, cada uno de los planetas de Vaikuntha, a pesar de sus incalculables dimensiones, ocupa sólo una parte del cielo espiritual, el resplandor que emana del cuerpo divino de Krishna, Dios, que es indiviso, ilimitado y sin ningún rastro de los atributos materiales de la naturaleza. Todos los Vaikunthas son como los pétalos de un loto cuyo corazón es Krishnaloka, o Goloka Vrindavana, el centro de todos estos planetas. Las emanaciones de Krishna en diversas formas, así como Sus moradas en los distintos planetas del mundo espiritual, son todas de naturaleza infinita. Incluso los seres celestiales como Brahma y Shiva no pueden ver o estimar el número o las dimensiones de los planetas Vaikuntha. Nadie puede estimar la extensión de los planetas espirituales Vaikunthas, del mismo modo, nadie puede encontrar un límite al poder del Señor o al área de los diversos planetas Vaikuntha.

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