La Ciencia Espiritual Pura
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¿Cómo puede ver a Krishna con sus ojos materiales, aunque estén purificados por el servicio de devoción?

Apoyándose en un ejemplo, Sri Caitanya explica que el servicio de devoción limpia el espejo de la mente. Igual que un espejo limpio nos envía claramente nuestra imagen, basta con purificar el espejo de la mente para tener una concepción clara de Dios, la Persona Suprema. La Bhagavad-gita(VIII.8) enseña que si el hombre cumple con sus deberes devocionales, es decir, si escucha y canta continuamente las glorias de Dios sin dejar que su mente se desvíe de estas prácticas, puede ser consciente de Dios, la Persona Suprema. Dicho de otro modo, Sri Caitanya da fe de que el bhakti-yoga, empezando por la escucha y el canto de las glorias de Dios, permite purificar el corazón y la mente y, a través de ello, contemplar claramente el rostro de Dios.

¿Por qué debe aplicarse la pena de muerte a los criminales?

Según la ley de Manu, se aplica la pena de muerte a un asesino por su bien porque si no sufre este castigo corre el riesgo de cometer más crímenes cuyas consecuencias tendrá que pagar en sus vidas futuras. Por eso es justo que los criminales sean castigados por el rey, igual que es beneficioso para aquellos que cometen ofensas muy graves encontrar la muerte por la gracia del Señor.

Está escrito: «No matarás» y «El que a espada mata, a espada muere».

Si se ha escrito: «Ojo por ojo, diente por diente» es para incitar a no matar y decirles a aquellos que se arriesgan que padecerán lo mismo, además del sufrimiento. Se trata simplemente de la aplicación de la ley de causa y efecto y la del karma. La verdadera justicia social consiste en condenar a semejante criminal a la pena de muerte y esto es para evitarle ir al infierno. La ejecución de un asesino por decisión de un Estado representa una ventaja para el culpable porque así no tendrá que sufrir por su crimen en su siguiente vida.

También es un asesino el que mata a un animal. El que permite que se mate a un animal y el que lleva a cabo el acto asesino, el que vende la carne del animal abatido y el que lo cocina, el que distribuye semejante alimento y, por último, el que lo come, todos son asesinos, todos igualmente merecedores de los castigos que han preparado las leyes de la naturaleza.

Cuando un rey o un jefe de Estado condena a un criminal a la pena capital, será positivo para el culpable porque gracias a ello se verá liberado de las consecuencias de todos sus actos pecadores.

No le harás daño a nadie y no matarás. No hay ninguna justificación para quitar la vida.

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