sido sudamericanos en nuestras vidas anteriores, y en la próxima quizás seamos asiáticos o nos reencarnaremos en otro planeta o incluso en otra galaxia porque la tierra no es el único planeta habitado. Como alma espiritual formamos parte de la energía espiritual y por esa razón no formamos parte de ese mundo material. Procedemos del mundo espiritual y a él tenemos que volver.
Quienes se elevan a la vida humana, ¿qué fueron en sus vidas anteriores?
Tras superar las diferentes etapas de la evolución, desde las especies acuáticas a los animales terrestres, el ser espiritual distinto (individual) acaba por alcanzar una forma humana. Los tres atributos de la naturaleza material ejercen su influencia a lo largo de ese proceso de evolución. Así, los que se elevan a la forma humana bajo la influencia de la virtud tenían un cuerpo de vaca en su última encarnación. Los que llegan impulsados por la pasión eran leones. En cuanto a aquellos a los que la ignorancia los ha llevado a la forma humana, fueron monos en su vida anterior.
Cuando a las personas que han alcanzado los planetas edénicos se les agotan los frutos de sus actos virtuosos, regresan a esta Tierra.
Los lugares de placeres edénicos (paradisíacos) se dividen en tres grupos. Los planetas edénicos propiamente dichos, los lugares edénicos que se encuentran en la tierra y los que se hallan en las regiones inferiores. Cuando a las personas que han alcanzado los planetas edénicos se les agotan los frutos de sus actos virtuosos, regresan a esta Tierra. Es así como se elevan a los planetas edénicos para volver a caer después en los planetas terrestres. Este fenómeno que se da muchas veces se denomina brahmanda bhramana. Los seres inteligentes – dicho de otro modo, los que no han perdido su inteligencia – no entran en esta senda que eleva y rebaja a las almas condicionadas en un ciclo continuo. Ellos adoptan el servicio de devoción ofrecido al Señor de forma que puedan superar finalmente los límites de este universo y penetrar en el mundo espiritual. Entonces se establecerán en uno de los planetas conocidos con el nombre de Vaikunthalokas o, todavía más arriba, en Krishnaloka (Goloka Vrndavana). Un bhakta nunca se deja atrapar por estos tejemanejes de la existencia material donde unas veces se eleva y otras se recae. Por eso, Sri Caitanya Mahaprabhu dice:
«Brahma, Sambhu, Surya e Indra son todos ellos productos del poder del Señor Soberano, lo que también es cierto para los otros muchos devas cuyos nombres no se mencionan aquí. Cuando la manifestación cósmica se destruya, esas diferentes emanaciones de los poderes de Narayana se fundirán en Él. En otras palabras, todos esos devas morirán, se les quitará el aliento vital y se fundirán en Narayana».
Hay que concluir, pues, que Visnu solo es Dios, la Persona Suprema, y no Brahma ni Siva. Igual que a veces se considera a un miembro del gobierno como si él mismo fuera el gobierno en su conjunto mientras solo tiene a su cargo un ministerio, los devas, que son delegados de poderes por Visnu, actúan en su Nombre aunque no sean tan poderosos como Él. Tienen que actuar bajo la dirección de Sri Visnu. El único