Cuando los ojos pierden su facultad de percibir colores o formas por alguna afección mórbida del nervio óptico, la visión muere y el ser vivo, el que gobierna tanto el ojo como la vista, pierde su poder visual. De la misma manera, cuando el cuerpo físico, el lugar donde surgen las percepciones sensoriales, se vuelve incapaz de percibir nada, ocurre lo que se llama muerte. Y el momento en que uno comienza a considerar el cuerpo como si fuera su propio ser se llama nacimiento.
Nadie, pues, debe mirar con horror la muerte, ni dejarse engañar definiendo el cuerpo como alma, ni gozar de forma exagerada de los bienes necesarios para la vida. Al comprender su verdadera naturaleza, el ser distinto debe evolucionar en este mundo, sin apego y permaneciendo fijo en su objetivo.
Equipado con una visión correcta y fortalecido por el servicio devocional, así como por una actitud pesimista hacia el ego material, uno debe, a través de la razón, relegar su cuerpo al mundo ilusorio. De esta manera uno puede perder todo interés en el mundo material.
El Señor Soberano dijo:
El hombre cuya existencia está centrada en la familia obtiene diversos beneficios materiales mediante la realización de ritos religiosos, y satisface así sus deseos de enriquecimiento y placeres sensoriales. Una y otra vez repite las mismas acciones.
Debido a su excesivo apego al placer de los sentidos, estos seres nunca tienen acceso al servicio devocional. Por lo tanto, aunque realizan diversos sacrificios y hacen grandes votos para complacer a los seres celestiales y a los antepasados, no muestran ningún interés en la conciencia de Krishna, en el servicio devocional.
Estos materialistas, atraídos por los placeres sensoriales y devotos de sus antepasados y seres celestiales, pueden ser elevados a la Luna, donde pueden beber un extracto de la planta llamada soma, y luego regresar a nuestro planeta.
Todos los planetas poblados por materialistas, incluidos aquellos del reino celestial, como la Luna, son aniquilados cuando el Señor Supremo, Sri Hari, se reclina en Su sofá, formado por la serpiente Ananta Sesa.
Aquellos que poseen inteligencia y cuya conciencia está purificada, se encuentran completamente satisfechos en la Conciencia de Krishna. Libres de las influencias de la naturaleza material, no actúan en busca del placer sensorial; Por el contrario, puesto que están establecidos en su debido deber, actúan como todo hombre debe hacerlo.
El ser que cumple sus deberes con espíritu de desapego, sin ningún sentimiento de posesión y desprovisto de falso ego, encuentra, a través de una purificación total de su conciencia, su condición original, natural y eterna; Al participar así en actos aparentemente materiales, puede entrar fácilmente en el reino de Dios.
Al tomar el camino de la iluminación, estas almas liberadas se unen a la Persona Divina Absoluta, dueña de los mundos material y espiritual y causa última de su manifestación así como de su destrucción.