Dios había dicho: «Tanto si te lavas con nitro como si usas mucha potasa, tu iniquidad quedará marcada ante Mí».
Quien hace el mal, en cualquiera de sus formas, sufre los efectos perversos de sus propios actos pecaminosos, que mantiene inscritos en su esencia espiritual, como una mancha, la huella resultante de su maldad.
No es enumerando los propios pecados a los sacerdotes, sumergiéndose en las llamadas aguas «sagradas», haciendo libaciones o yendo a un lugar santo de peregrinación sin buscar allí el encuentro con los sabios, como se borrarán nuestras faltas o pecados. Esto es falso, pues quienes dicen esto son unos mentirosos.
Sólo hay una manera de borrar nuestros pecados y permanecer puros, y es renunciar al materialismo, a los placeres de los sentidos, a los actos egoístas, a los frutos de nuestros actos, actuar sólo para Krishna, Dios, la Persona Suprema, y ofrecerle todo a Él.
También es esencial que nos entreguemos totalmente a Dios, rechacemos el mal en todas sus formas, tomemos la firme resolución de obedecer al Señor, hacer Su divina voluntad y servirle con amor y devoción, entonces nuestros sufrimientos y pecados desaparecerán.
Actuemos para Dios, seamos Sus eternos siervos y siervas, recuperemos nuestra posición espiritual original, ofrezcamos al Señor todas nuestras acciones y todos los frutos de las mismas, así como nuestra propia existencia y vida, entonces viviremos en pureza, pues nuestros pensamientos, palabras y acciones ya no producirán efectos. El Señor Krishna nos ofrecerá entonces la verdadera libertad, la paz absoluta y la verdadera felicidad permanente e interminable.