Aquel que pone sus palabras, cuerpo, mente e intelecto al servicio del Señor, en conciencia de Krishna, está perfectamente liberado en este mundo, aunque sus acciones parezcan materiales.

Está libre del falso ego (la fuerza que ata al ser encarnado a la existencia material y que le empuja a identificarse con su cuerpo y a querer dominar la materia), y no se identifica con su cuerpo, ni se cree su dueño. Sabe perfectamente que él y su cuerpo pertenecen a Krishna, Dios, la Persona Suprema. Utilizando todo lo que posee (palabras, cuerpo, mente, inteligencia, vida, diversas posesiones, etc.) al servicio de Krishna, se une inmediatamente a Él.

Tal es la perfección de la conciencia de Krishna.

Todos los que aman a Dios deben restablecer y renovar una alianza con él.

Dios dice a este efecto: Sabed que el Señor vuestro Dios es Dios. Este Dios fiel guarda su alianza y su bondad hasta la milésima generación a los que le aman y guardan sus mandamientos.

La bondad del Señor permanece desde la eternidad hasta la eternidad para los que le temen, y su justicia perdura para los hijos de sus hijos, para los que guardan su alianza y se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.

Si escucháis mi voz y guardáis mi pacto, me perteneceréis personalmente entre los pueblos, porque mía es toda la tierra.

La alianza que Dios hace con la humanidad es una unión o acuerdo entre el Señor y todos aquellos que le aman, hacen su voluntad, se rinden a Él, le sirven con amor y devoción y ponen en práctica su palabra, sus enseñanzas, sus preceptos, sus principios reguladores y sus mandamientos.

Este pacto es hecho y aceptado por todos los hombres que creen en Dios, que quieren caminar junto a Él, obedecerle y complacerse en agradarle.

Es vinculante para quien se atiene a las prácticas rituales y sociales particulares establecidas por el Señor, cuyo objetivo es mantener al ser humano puro y en su posición de siervo eterno de Krishna, Dios, la Persona Suprema.

Con este sublime conocimiento, volvamos todos a la posición natural, original, eterna, prestigiosa y gloriosa de siervos eternos que teníamos con Krishna, Dios, la Persona Suprema, en el principio de todas las cosas, y sirvámosle con amor y devoción.