Este dicho del Señor es muy importante para entender el proceso por el cual el alma condicionada por la materia se reencarna de un cuerpo material a otro. Es debido a sus deseos y a su deseo de dominar la materia que el alma tendrá que transmigrar de un cuerpo a otro como se cambia de ropa. Estos cambios de cuerpo o de ropa se deben al apego a la existencia material. Mientras el alma encarnada esté cautivada por esta manifestación ilusoria, deberá seguir reencarnándose de un cuerpo a otro. Sólo su deseo de dominar la naturaleza material lo pone en su condición indeseable, dándole a veces el cuerpo de un ser celestial, a veces el de un ser humano, un animal o un vegetal, siempre según sus deseos y acciones materiales. Y cada vez, el ser encarnado se cree dueño de su destino, que en realidad es impuesto por la naturaleza material.
El proceso de asignación de los distintos cuerpos al ser que se va a reencarnar resulta del contacto con las distintas gunas. Por eso hay que elevarse por encima de estas influencias materiales y alcanzar el nivel espiritual. Esto es la conciencia de Dios, o la conciencia de Krishna. A menos que seamos conscientes de Krishna, estamos obligados por la conciencia material a pasar de un cuerpo a otro, porque hemos estado acumulando deseos materiales durante un tiempo infinito.
Por tanto, debemos cambiar nuestra forma de ver, nuestro estado de ánimo, es decir, dejar de ver las cosas desde el ángulo materialista, y este cambio sólo puede producirse si se presta atención a las palabras de Dios. Aquel que recibe el conocimiento de Dios de los labios del propio Krishna, perderá su deseo de dominar la naturaleza material, y gradualmente, en proporción a la disminución de su insano deseo, llegará a disfrutar de la felicidad espiritual. En proporción al conocimiento obtenido por el contacto con el Señor Supremo, saborea la existencia de la dicha eterna que le es propia [como corresponde a su verdadera naturaleza espiritual].
Dominemos nuestra mente, porque puede ser tanto nuestro mejor amigo como nuestro peor enemigo.
El Supremo Eterno dice: «La mente puede ser el amigo del alma condicionada, así como su enemigo. El hombre debe utilizarla para elevarse, no para degradarse.»
La mente es el centro de la práctica de la unión y la comunión con Dios. El propósito de la práctica de la unión y comunión con Dios [también llamada yoga] es dominar la mente y evitar que se apegue a los objetos de los sentidos. Además, el efecto del yoga debe ser educar la mente de tal manera que pueda sacar al alma condicionada de la ignorancia en la que se encuentra.
En la existencia material, todos son esclavos de la mente y los sentidos. De hecho, es la mente la que nos da una falsa concepción de nosotros mismos, la que da lugar al deseo de dominar la naturaleza material, y la que es la causa del aprisionamiento del alma en el universo material.