La ignorancia, sabe que causa el extravío de todos los seres. Esta guna conduce a la locura, la indolencia y el sueño, que atan al alma encarnada. Ata al ser a la locura. Cuando la ignorancia se eleva, entonces nacen la oscuridad, la inercia, la locura y el engaño. Quien muere bajo la ignorancia renace en el mundo de las bestias. Bajo la influencia de la ignorancia, las acciones conducen a la insensatez. De la ignorancia surge la locura, la insensatez y el engaño.
Los que se ven envueltos por la ignorancia se convierten en tontos. Como su situación los sume en la angustia, se refugian en los intoxicantes, y así se hunden más en la ignorancia. Su futuro es muy oscuro. Caen en los mundos infernales.
A veces la pasión vence a la virtud y a la ignorancia, y a veces la virtud vence a la pasión y a la ignorancia. Otras veces también, la ignorancia supera a su vez la virtud y la pasión. Así, nunca cesa la lucha por gobernar entre las gunas.
Cuando uno ve, en cada acto, que nada escapa a las tres gunas, sino que Yo, el Señor Supremo, las trasciendo, entonces uno puede conocer Mi naturaleza espiritual. Cuando el ser encarnado se encuentra capaz de trascender las tres gunas, se libera del nacimiento, la muerte, la vejez y los sufrimientos que provocan. Así podrá disfrutar de la ambrosía en esta misma vida.
Las almas condicionadas por la naturaleza material se dedican a actividades que les hacen tomar varios tipos de cuerpos en sus vidas sucesivas. En el universo material, estas almas tienen derecho a diversos castigos y recompensas. Sus actos meritorios pueden elevarlos a los planetas superiores, donde pueden unirse a las filas de los muchos seres celestiales. Sus actos reprobables, por otra parte, pueden precipitarlos a varios planetas infernales para sufrir más tormentos de la vida material.
Antiguamente, los reyes castigaban a los criminales sumergiéndolos en un río y sacándolos a la superficie para que tomaran aire, tras lo cual volvían a sumergirlos. La naturaleza material recompensa o castiga a los seres de forma similar, ya sea sumergiéndolos en las aguas del sufrimiento o extrayéndolos durante un tiempo. La elevación a los planetas superiores (edénicos, paradisíacos) o a un nivel de vida superior nunca es permanente, siempre va seguida de una nueva inmersión. Así se perpetúa la existencia material. A veces se asciende a los sistemas planetarios superiores, edénicos y paradisíacos, y a veces se precipita a condiciones de vida infernales.
La naturaleza divina y demoníaca.
Hay dos tipos de seres creados en este mundo: unos divinos y otros demoníacos.