Logos 373
No debemos dañar a nadie, ya sean seres humanos, animales de todo tipo o plantas en toda su diversidad.
Al principio de la existencia en la tierra, Dios ordenó a los seres humanos que cuidaran, atendieran y protegieran a todos los animales, desde el elefante hasta la hormiga, y a todas las plantas, desde el árbol hasta la brizna de hierba.
El ser humano no debe ignorar la existencia de ningún ser vivo, desde los seres celestiales, hasta los seres humanos, pasando por los animales y las plantas.
Dios nos ha ordenado: No matarás, ni harás violencia a ningún ser.
El ser humano debe saber que en cada ser vivo, celeste, humano, animal y vegetal, por insignificante que sea, aunque sea una hormiga o un microbio, Dios está presente a su lado, por lo que debemos ser bondadosos con todos ellos y no hacer violencia a ninguno. En la llamada sociedad civilizada de hoy, algunos religiosos permiten y fomentan la existencia de un gran número de mataderos y estanques de pesca y acuicultura, en los que se mata a un gran número de seres vivos, diversos animales, tanto terrestres como acuáticos.
Pero si los seres humanos no tienen conocimiento de Dios en cada ser vivo, cualquier supuesto progreso en la civilización humana, ya sea espiritual o material, sólo puede ser ignorancia y ceguera.
¿Por qué sorprenderse del caos en el mundo y del auge del ateísmo?
Al ordenar: «No matarás», Dios ordena no quitar la vida a ningún ser vivo, humano, animal o vegetal. Esto es muy sencillo de entender, así que amémonos unos a otros con amor incondicional y amemos también a todos los animales y plantas de la misma manera.