Logos 375
Es ahora, en nuestra vida presente, cuando debemos preparar nuestra próxima existencia.
El Señor dice: Son los pensamientos, los recuerdos del ser en el momento de dejar el cuerpo, los que determinan su condición futura.
El ser humano inteligente se prepara para ello y busca obtener en su próxima vida el mejor cuerpo posible, es decir, un cuerpo espiritual, como el que poseen los que vuelven al reino de Dios.
Pero entendamos que en materia de reencarnación, debemos prepararnos ahora para nuestra próxima vida, y nuestras acciones, nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestros recuerdos, determinan lo que será esta próxima existencia, y el cuerpo que será nuestro.
Los materialistas que se orientan hacia el placer de los sentidos conceden gran importancia a la existencia presente a pesar de su carácter efímero, por lo que los seres humanos hacen hincapié en el cuerpo y en lo que está relacionado con él. Esto se llama la concepción corporal de la existencia. Este concepto no sólo está ligado al cuerpo, sino también a los parientes, a la esposa, al marido, a los hijos, a los amigos, a la propiedad, a la patria y a tantas otras cosas que se extinguen cuando termina la existencia actual. Cuando llega la muerte, se olvida todo el contexto de esta vida.
La muerte es un sueño de unos nueve (9) meses, el tiempo necesario para formar un nuevo cuerpo que nos dan las leyes de la naturaleza a través de una madre particular.
Se trata simplemente de cambiar la naturaleza de nuestros deseos durante la existencia actual, en nuestro cuerpo actual, por un conocimiento que Dios nos transmite a través de su auténtico servidor, el maestro espiritual. Este conocimiento puede recibirse en cualquier etapa de la vida, incluso momentos antes de la muerte, pero lo normal es formarse en este sentido desde la primera infancia.