Logos 264
Dios existe; las pruebas están ahí ante nuestros ojos. Él se nos manifiesta en el universo material a través de Sus diversas energías, y a través de diversas manifestaciones de Su Persona Divina.
Krishna, Dios, la Persona Suprema, se revela a los seres vivos mediante cuatro signos principales, y hay muchos otros. 1°)-Por su divino poder personal, penetra en los planetas, las estrellas y las galaxias, y los mantiene así en el espacio y en su órbita. 2°)-Por su poderosa energía, se hace pequeño y penetra en los átomos, que pone en movimiento. 3°)- Es la manifestación del tiempo universal, que transforma la materia. 4°)- Es la muerte que se lleva todo.
El propósito de la vida es conocer a Dios tal y como es, restaurar nuestra relación y vínculo olvidados con Él, y alcanzar la plenitud espiritual. Dios quiere salvar a la humanidad de la muerte espiritual. Es el deber de todo hombre comprender su posición original en relación con Dios, y actuar en consecuencia. Quien lo consiga habrá alcanzado la perfección de la existencia. Dios existe y puede ser visto en todo momento. Se manifiesta en todo el universo en el tiempo universal que cambia la materia, haciendo envejecer los cuerpos, en la muerte que se lo lleva todo, y en la energía material que actúa bajo su autoridad.
Si elegimos ignorar a Dios durante nuestra vida, entonces Él se presentará ante nosotros con la cruel apariencia de la muerte. Así, inevitablemente tendremos que enfrentarnos a Él de una u otra forma. Dios, la Persona Suprema, existe en varios aspectos, pues es la raíz primaria de toda la manifestación cósmica. En cierto sentido, no podemos escapar de Él.
Logos 265
El Supremo Eterno dice: «Además del alma, hay otro ocupante en el cuerpo que es el dueño supremo. Sanciona y supervisa todas las actividades del cuerpo, pero permanece en un nivel espiritual y absoluto. Quien comprende que el Alma Suprema es la compañera constante del alma en todos los cuerpos, y que ambos son imperecederos, ve la verdad.
Si pudiéramos entender que todo en este mundo existe exclusivamente para el placer de Dios, dejaríamos de buscar la felicidad material ilegítima. El Señor Soberano es el Maestro de todos los sistemas planetarios.
¿Cómo podemos afirmar entonces que esto o aquello nos pertenece?
¿Cómo podemos decir que renunciamos a algo cuando nada nos pertenece?»
El que toma la propiedad de otros es un ladrón, y el que dice que renuncia a la propiedad de otros es ciertamente un fraude. Si pudiéramos entender esta simple verdad, inmediatamente tomaríamos plena conciencia de Dios. Dios está presente en nuestros corazones y reside allí como testigo, viendo y escuchando todo lo que hacemos. Nos guía, nos aconseja, nos da conocimiento desde dentro y nos sanciona según nuestras acciones, culpables o no. En realidad, Él dirige nuestras vidas, pues es el beneficiario de nuestros sentidos.