Palabras de sabiduria, la sabiduria de Dios
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Logos 189

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El Señor dice: «El ser que realiza sus deberes con espíritu de desprendimiento, sin ningún sentido de posesión y desprovisto de falso ego, (que no se identifica con su cuerpo) encuentra, a través de una purificación total de su conciencia, su condición original, natural y eterna; así, entregándose a actos aparentemente materiales, puede entrar fácilmente en el reino de Dios.»

Todos los seres que vienen a este mundo están animados por un espíritu de dominación. El ser absorbido en la práctica del servicio devocional en plena conciencia de Dios no reclama ningún derecho de propiedad sobre lo que le rodea, ni piensa, bajo la influencia del falso ego, (que consiste en identificarse con su cuerpo y olvidar ser un alma espiritual) que él es Dios o el amo absoluto. Siempre se ve a sí mismo como un sirviente; esta es la manera de purificar la conciencia. Y sólo una conciencia pura puede entrar en el reino de Dios. Los materialistas, en cambio, siempre pueden, en el apogeo de su gloria, llegar a tal o cual planeta del universo material, pero todos están sujetos a repetidas destrucciones.


Logos 190

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Está escrito: «Según sus actos interesados, el ser condicionado obtiene un cuerpo adecuado, con una mente y unos sentidos materiales. Entonces las consecuencias de estos actos llegan a su fin, y esto se llama muerte; y cuando comienza una nueva serie de reacciones kármicas, entonces viene el nacimiento.»

Desde tiempos inmemoriales, el ser encarnado condicionado se desplaza de una especie viva a otra, de planeta en planeta, en un movimiento prácticamente perpetuo. Todos los seres de este mundo vagan por el universo en el vehículo del cuerpo, proporcionado por la energía material a través de padres específicos. La existencia material se basa en una secuencia de acciones y reacciones. Cuando un niño nace, el cuerpo particular que ha asumido es el comienzo de una nueva serie de acciones, y cuando un anciano muere, un conjunto de reacciones kármicas acaba de completarse. Podemos ver que debido a sus diferentes actividades kármicas, un individuo nacerá en una familia rica y otro en una familia pobre, uno sufrirá mientras que el otro tendrá una vida feliz, aunque ambos puedan nacer en el mismo lugar, al mismo tiempo y en el mismo entorno. El que lleva consigo los frutos de las acciones virtuosas consigue renacer en una familia rica o piadosa, mientras que el que arrastra tras de sí acciones impías, culpables o incluso criminales, tiene que renacer en una familia desafortunada o inferior. Cambiar de cuerpo es cambiar de campo de acción.

Está claro que al ser espiritual se le asigna una forma corporal específica según una categoría particular de actividad. Y este proceso se repite continuamente.

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