Logos 177
La verdad es que el alma encarnada y condicionada se ve obligada a actuar bajo la presión de las tres gunas, los tres atributos y modos de influencia de la naturaleza material; virtud, pasión e ignorancia. El ser espiritual individual no tiene independencia. Tan pronto como se involucra en actividades materiales con la impresión de satisfacer sus sentidos, está de hecho bajo el hechizo de la naturaleza material. Pero cuando se pone bajo la tutela del Señor Soberano, sigue siendo libre.
Cada uno actúa según las influencias materiales particulares que lo condicionan. La palabra guna se utiliza para designar los atributos de la naturaleza. Así, el ser está bajo la influencia de las gunas, pero se cree dueño de todo. Sin embargo, basta con dedicarse al servicio devocional bajo la guía del Señor Supremo o de alguien que lo represente (como el maestro espiritual siervo de Dios) de manera genuina para eliminar este sentimiento de posesión ilusoria.
Un alma condicionada puede poseer una buena naturaleza y actuar con virtud, pero sigue estando condicionada, dominada por la naturaleza material. El hombre sabio actúa en todas las cosas bajo la guía del Señor Supremo; por lo tanto, aunque sus acciones no parezcan las más elevadas a los ojos de los hombres, no tiene que cargar con la responsabilidad de las mismas y está libre de todo karma.