Palabras de sabiduria, la sabiduria de Dios
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Logos 175

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El Señor dice: «Aunque el alma es trascendental para la existencia material, su existencia en este mundo continúa sin fin debido a su espíritu de dominio sobre la naturaleza. Como en un sueño, experimenta todo tipo de disgustos.»

En realidad, el alma no tiene nada que ver con la naturaleza material, pero debido a su mentalidad dominante, está expuesta a las condiciones de la existencia material. Mientras el ser siga creyendo que puede disfrutar de los beneficios que le ofrece la materia, permanece condicionado; pero cuando recupera el sentido, comprende inmediatamente que el mundo no está hecho para su placer, pues el Señor Soberano es el único beneficiario de todo lo que existe.

El Supremo Eterno es el beneficiario de los frutos de todos los sacrificios y austeridades, Él el maestro de los tres mundos; y Él es de nuevo el verdadero amigo de todos los seres. Pero en lugar de dejar estas prerrogativas a Dios, la Persona Suprema, imaginamos que todo nos pertenece y existe para nuestro placer, y que somos los benefactores de todo. Con este espíritu, considerándonos amigos de la humanidad, realizamos obras filantrópicas. Podemos afirmar que actuamos por el bien mayor de la nación, y que somos el mejor amigo del país y de su gente, pero en realidad nadie puede ser el mejor amigo de todos los seres excepto Dios, su único amigo. Más bien, debemos tratar de elevar la conciencia de las almas condicionadas hasta el punto de que comprendan que Dios es su verdadero amigo. En efecto, quien se hace amigo de Dios nunca será engañado, y siempre obtendrá toda la ayuda que necesita.

Despertar la conciencia de los seres es el mayor servicio que se les puede prestar.


Logos 176

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El Señor dice: «El alma encarnada y condicionada en este mundo transmigra a través de diferentes especies, a veces superiores, a veces inferiores, debido a su propio contacto con los atributos de la naturaleza material. A menos que se libere de sus ocupaciones materiales, tiene que aceptar esta posición debido a sus acciones pecaminosas.»

En este mundo, toda acción, buena o mala, debe ser considerada impura o errónea debido a su conexión con la materia. El ser condicionado, privado de la razón, cree que está haciendo una obra de caridad al abrir hospitales o instituciones educativas para el bien material de los demás, pero no es consciente de que tales empresas también son erróneas, pues no le permitirán escapar del fenómeno de la transmigración.

Los llamados actos de virtud realizados en el mundo material pueden permitir que uno renazca en una familia noble o en los planetas superiores entre los seres celestiales, pero tales actos también son erróneos porque no conducen a la liberación. Nacer en un buen lugar o en una buena familia no significa que uno vaya a escapar de las tribulaciones materiales, el nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte. El alma condicionada, en las garras de la naturaleza material, no puede entender que cualquier acción realizada por el placer de los sentidos es impura, y que sólo el servicio devocional al Señor puede liberarlo de las consecuencias de tales actos.

Así, al no poner fin a sus actos ilícitos, tiene que pasar de un cuerpo a otro, dentro de especies que a veces son altas y a veces las más bajas. El universo material es un lugar del que no se puede escapar. Quien desea la liberación debe dirigir sus actividades hacia el servicio devocional. No hay otra alternativa.

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