Logos 168
Está escrito: «El ser humano que escucha a Dios escapa gradualmente del deseo de dominar la materia, de la identificación con su cuerpo, y se libera del afecto material. Imperturbable, igual a todos y libre de la dualidad, también puede verse a sí mismo. Sus pensamientos, vueltos hacia el interior, son entonces perfectamente pacíficos como un mar en calma.»
Cuando nuestra mente está totalmente absorbida en la conciencia de Dios y nos dedicamos plenamente a la práctica del servicio devocional ofrecido al Señor, nos volvemos como un océano cuyas olas se calman. Del mismo modo, las leyes de la naturaleza siguen actuando, pero el ser firmemente establecido en Dios mediante la práctica del servicio devocional nunca se ve perturbado, porque es introspectivo. Su mirada no se dirige a la naturaleza material, sino a la espiritual, la de su propio ser. Con una mente sobria, simplemente se absorbe en el servicio del Señor, y así realiza su verdadero ser, desprovisto de toda identificación errónea con la materia y libre de todo afecto por los bienes mundanos. Un sabio así nunca está en conflicto con los demás, porque ve a todos los seres, incluido él mismo, desde el punto de vista espiritual, es decir, ve desde la perspectiva correcta.
Sólo a través del servicio devocional se puede conocer la naturaleza espiritual y absoluta del Señor Supremo y, habiendo percibido plenamente Su posición absoluta, entrar en Su reino. En cuanto al camino que conduce al reino de Dios, se llama el camino del retorno a Dios, a nuestra morada original, el camino que nos permite alcanzar el objetivo último de la existencia.
Logos 169
El Señor dice: «Mi devoto alcanza verdaderamente la realización espiritual por mi gracia infinita y sin causa, y así, una vez liberado de toda duda, camina firmemente hacia su destino apropiado, que se encuentra directamente bajo la protección de mi energía espiritual, toda de pura dicha. Esta es la perfección última que el ser individual debe alcanzar. Por lo tanto, después de dejar su cuerpo material, el alma pura regresa a esta morada absoluta, para no volver nunca más a este mundo.»
La verdadera realización espiritual consiste en convertirse en un devoto puro del Señor, y la existencia del ser santo abarca tanto la función devocional como el objeto de esa devoción. En el análisis final, la realización espiritual consiste en conocer la Persona Suprema y el ser espiritual individual en verdad; la verdadera realización espiritual es conocer el alma individual y el intercambio de servicio de amor entre ella y el Señor Supremo. El servicio devocional se revela al ser puro por la misericordia infinita y sin causa del Señor.
Sólo aquellos que practican el servicio devocional con fe y amor reciben del Señor Soberano la inteligencia necesaria para ascender gradualmente al reino de Dios.