Logos 165
La naturaleza material es el origen del cuerpo material y de los sentidos del alma encarnada y condicionada. Esto es bien conocido por los hombres de conocimiento.
El alma encarnada condicionada por la materia se ve obligada a aceptar un tipo particular de cuerpo y de sentidos, bajo la influencia de las tres gunas, los modos de influencia de la naturaleza material. Por lo tanto, este cuerpo no se le da según su propia elección. En otras palabras, el alma condicionada no tiene elección. Está obligado a aceptar una forma de cuerpo determinada según su karma.
Sin embargo, cuando aparecen manifestaciones de felicidad o infelicidad en el cuerpo, hay que saber que provienen del alma misma. Pero el ser, o el alma, puede transformar su existencia condicionada y dual eligiendo servir a Dios, si así lo desea. El propio ser encarnado es responsable de su propio sufrimiento, pero también puede convertirse en el artífice de su propia felicidad, por toda la eternidad. Así, si desea absorberse en la conciencia de Dios, la energía interna, el poder espiritual del Señor, le ofrecerá un cuerpo adecuado. Pero si quiere satisfacer sus sentidos, obtendrá un cuerpo material. Por lo tanto, depende de él elegir si quiere vivir en un cuerpo espiritual o en un cuerpo material. Pero una vez que haya hecho su elección, tendrá que disfrutar o sufrir las consecuencias de esa elección.
Logos 166
En verdad, el alma encarnada condicionada por la materia permanece como cautiva en manos de la energía material, y todo lo que ésta le dicta, el alma condicionada lo realiza.
El alma no tiene ninguna responsabilidad, se limita a ser testigo de la acción, pero sin embargo se ve obligada a actuar así debido a la ofensa que ha cometido contra Dios en su relación eterna con Él. Por eso el Eterno Supremo declara que maya, su energía material, es tan poderosa que es insuperable. Sin embargo, si el alma se da cuenta de que su posición original, natural y eterna es servir a Dios, y se esfuerza por actuar según este principio, se libera inmediatamente de la influencia de maya, por muy condicionada que esté.
El Señor se hace cargo de cualquiera que se entregue a Él en la impotencia, con lo que la influencia de maya, o la existencia condicionada, se desvanece. El alma espiritual es, de hecho, eterna, llena de conocimiento y dicha. Sin embargo, en las garras de maya, tiene que sufrir continuamente los sufrimientos del nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte. Uno debe aplicarse seriamente para remediar esta condición de existencia y desarrollar su conciencia de Dios. Entonces uno se verá aliviado de todos nuestros prolongados sufrimientos sin dificultad. Los sufrimientos del alma condicionada se deben a su apego a la naturaleza material. Traslademos nuestro apego a Dios.