Palabras de sabiduria, la sabiduria de Dios
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Logos 136

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Es a través del cultivo del conocimiento y el desapego, como se explica con gran detalle en la filosofía de la ciencia de Dios, que se alcanza la verdadera perfección de la existencia.

El conocimiento consiste en darse cuenta de que la misión del hombre es poner fin a los sufrimientos de la existencia material, y que a pesar de la necesidad de satisfacer las necesidades del cuerpo de forma regulada, es imperativo desprenderse de esas actividades animales de comer, dormir, aparearse y defenderse. Satisfacer sólo las necesidades del cuerpo es sinónimo de vida animal, mientras que satisfacer las exigencias del alma es la verdadera misión del hombre. Dios es el objetivo último de la existencia. La perfección humana la alcanza quien observa tres principios de civilización, a saber Protege a la vaca, ya que alimenta a la humanidad libremente. Apoyar la cultura espiritual de la que Dios es la fuente, y sobre todo, convertirse en un devoto puro del Señor.

A menos que uno se convierta en un siervo puro de Dios, nadie puede alcanzar la perfección de la existencia, que es elevarse al mundo espiritual donde no hay nacimiento, enfermedad, vejez ni muerte. Este es el nivel más alto de perfección que la vida humana puede alcanzar. Y si no se persigue este objetivo, todos los esfuerzos que el hombre pueda hacer para mejorar las condiciones de la vida material sólo darán como resultado el fracaso de su misión humana.


Logos 137

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El Señor se ve obligado a castigar a los que hacen el mal, pero no se alegra de ello, pues todos los seres espirituales distintos de él son originalmente partes diminutas de su Persona. No es menos que un rayo para los pecadores y más dulce que una rosa para los que le son fieles.

Aquellos que actúan de forma errónea, llevados por malas compañías y por consejos opuestos al orden establecido por el Señor, se vuelven así susceptibles de ser castigados. El camino más seguro hacia la felicidad es vivir de acuerdo con los principios establecidos por el Señor y nunca desobedecer sus leyes, como se establece en las sagradas escrituras originales «el verdadero evangelio» para todas las almas olvidadizas.

La creación material está precisamente destinada a satisfacer el deseo divino, y el Señor no desea otra cosa que permitir que las almas condicionadas, que por tanto no son aptas para entrar en el reino de Dios, se purifiquen para poder entrar en el mundo espiritual. Todo el fenómeno cósmico tiene un solo propósito: dar una oportunidad a las almas encarnadas condicionadas por la materia para entrar en el reino de Dios, y para ello la naturaleza del Señor provee perfectamente para todos.

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