Logos 141
Está escrito: «Oh Señor, los sufrimientos materiales no tienen existencia real para el alma. Sin embargo, mientras el alma encarnada y condicionada crea que el cuerpo está destinado al placer y se identifique con él, no podrá salir del laberinto que forman estos sufrimientos, siendo influenciada por su energía externa.»
El gran problema del ser espiritual atrapado en la existencia material radica en su actitud independiente ante la vida. Él depende en todo momento de la ley del Señor Supremo, tanto en el estado condicionado como en el liberado, pero por la influencia de la energía externa se cree independiente de la supremacía del Señor Soberano.
El deber natural del ser espiritual distinto de Dios es unir sus deseos con la Voluntad Suprema, pero mientras se niegue a hacerlo, sólo puede permanecer encadenado a la materia y debe renunciar a todos los planes dictados por su mente. Por lo tanto, el ser separado debe unir su voluntad con la del Ser Supremo. Esto le ayudará a salir del laberinto de la existencia material.
Logos 142
Está escrito: «Adoro al original e infalible Señor Supremo, al que nadie iguala. Aunque Él se despliega en innumerables formas, sigue siendo la causa de todas las causas. Es el más viejo de todos los seres, pero conserva la eterna juventud; nunca le afecta la edad. Él, el Señor Soberano, permanece inaccesible a través de la erudición de la sabiduría. Los que deseen conocerlo tendrán que acercarse a sus devotos».
Por eso Jesús había dicho: «Nadie puede acercarse a Dios si no es a través de mí».
Sólo es posible conocer al Supremo Eterno, tal como es, a través del servicio de amor y devoción ofrecido a Su Persona, o a través de Sus devotos, que siempre lo llevan en su corazón. La perfección devocional permite comprender que el resplandor impersonal es sólo una representación parcial del Señor Supremo, y que las tres manifestaciones de la creación material son Sus emanaciones completas.
En el mundo espiritual, que está iluminado por todos lados por el resplandor del cuerpo del Señor, no hay cambio de edad. De hecho, el fenómeno de la creación no existe en los planetas espirituales, y el tiempo tampoco existe allí. Los rayos que emanan del cuerpo espiritual y absoluto del Señor, que conforman el resplandor ilimitado, no están influenciados en modo alguno por la energía material. También en este mundo, el Señor mismo es el creador inicial, pues fue Él quien creó a Brahma, el demiurgo y primer ser vivo, confiriéndole a éste el poder de llevar a cabo las creaciones posteriores.