Los seres vivos se reabsorben automáticamente en el Cuerpo de Maha-Visnu al final de los cien años de vida de Brahma. Pero así reabsorbidos en Él, los seres separados conservan su propia identidad; y tan pronto como por voluntad del Señor la creación alcanza de nuevo el estado manifestado, todos los seres, hasta ahora inactivos y como dormidos, se encuentran libres para reanudar sus diversas actividades, al hilo de sus condiciones de existencia pasadas. Esto se llama el principio de despertar del sueño y reanudar las propias actividades. Cuando un hombre duerme por la noche, se olvida de su identidad, de sus obligaciones y de todo lo relacionado con sus actividades de vigilia. Pero en cuanto recupera la conciencia, todo lo que tiene que hacer vuelve a su mente, y retoma sus actividades. Del mismo modo, los seres vivos permanecen en el cuerpo de Maha-Visnu mientras dura la aniquilación de la galaxia; pero en cuanto llega de nuevo el momento de la creación, se despiertan, reanudan sus tareas inacabadas.

El Señor dice: «Con el día de Brahma nacen todas las variedades de seres, y cuando llega su noche, todos son aniquilados. Sin cesar, día tras día, el día renace, y cada vez, miríadas de seres vuelven a existir. Sin cesar, noche tras noche, la noche cae, y con ella los seres en la aniquilación, sin que puedan hacer nada al respecto. Sin embargo, existe otro mundo, eterno, más allá de los dos estados, manifiesto y no manifiesto, de la materia. Un mundo supremo, que nunca perece. Cuando todo lo que hay en la galaxia material se disuelve, queda intacto.»

El hecho de que el Señor existiera antes de que la energía creativa de las tres gunas entrara en acción muestra que Él no fue producido por la energía material. Su cuerpo es enteramente espiritual, y no difiere en nada de Su Persona, lo que no ocurre con las almas condicionadas. Antes de la creación, el Señor estaba en su reino, Uno y Absoluto.

Los científicos fueron testigos de la destrucción de toda una galaxia a las 7:04 horas del 1 de octubre de 2014. El Supremo Eterno destruye una galaxia y acaba con la existencia de los seres que la habitan. El Señor crea, mantiene y destruye la galaxia a su debido tiempo.

Está escrito: «Al final de los tiempos o del mundo, se producirá la aniquilación de toda la galaxia. En los tres sistemas planetarios de la galaxia, todos los seres comienzan a sufrir terriblemente el calor producido por la energía destructiva liberada por el Supremo Eterno, el originador del fuego aniquilador. Todos piensan entonces en el fuego que, cuando llega el momento de la aniquilación, destruye toda la galaxia.»

En Science et Vie N° 1199 leemos: «¿De dónde procede este extraño destello de rayos X detectado por el telescopio Chandra?»

«Ciento quince partículas de luz atestiguan que al final del universo ha tenido lugar un apocalipsis y que un mundo ha terminado en una gigantesca explosión. Incluso encontraron el probable origen de la señal: una galaxia en la dirección del punto de luz.»

Tal es el poder absoluto de Dios, la Persona Suprema. Ya llegará nuestro turno.