Logos 134
El Señor Soberano es el maestro de todos los demás seres. Sólo él existía antes de la creación.
Verdaderamente, todo lo que existe emana del Señor Supremo, Él siempre representa la única existencia, el Absoluto, Uno sin segundo. Esta es su prerrogativa, pues es infinitamente perfecto y omnipotente. Toda la existencia que no sea la suya propia, incluidas Sus emanaciones plenarias, es parte integrante de Su Persona. Las manifestaciones plenarias de Dios y los seres vivos, el primero de los cuales es Brahma, son todas emanaciones separadas del Señor.
Antes de la creación, la existencia espiritual ya se había manifestado, pero la existencia material aún estaba latente en Él. Es sólo por Su voluntad que la manifestación material se despliega y se reabsorbe. En cuanto a la diversidad de Vaikunthaloka, el reino espiritual, es Uno con el Señor. La creación material ocurre a intervalos por la voluntad del Señor, y durante los períodos entre la aniquilación y la creación, los seres separados y la energía material permanecen en Él en un estado de sueño.
Logos 135
El Señor dice: «Todos siguen Mi camino, de una u otra manera y según se entreguen a Mí, en proporción los recompenso».
«Estoy en el corazón de cada ser, y de Mí provienen el recuerdo, el conocimiento y el olvido».
En el corazón de cada ser hay una manifestación de la Conciencia Suprema, el Alma Suprema o Espíritu Santo, que da memoria a la conciencia parcial de las almas separadas que somos. El alma separada con conciencia parcial olvida los acontecimientos de su vida pasada, pero la Conciencia Suprema le recuerda cómo actuar con el conocimiento que ha obtenido en el pasado.
Todo el mundo es libre de desear lo que quiera, pero es el Señor Supremo quien satisface todos los deseos. En otras palabras, cada ser tiene la independencia de pensar o desear como quiera, pero la satisfacción de sus deseos depende de la voluntad del Señor Supremo.