Logos 139
El Señor dice: «Aparezco de edad en edad, para liberar a Mis devotos, para aniquilar a los malhechores y para restaurar los principios de la espiritualidad.»
Sin embargo, el hecho es que los seres santos absorbidos en el servicio devocional ofrecido al Señor con amor sublime son recompensados cientos y miles de veces más que los malhechores demoníacos, y son elevados a los planetas espirituales donde permanecen en Su compañía para una existencia de dicha eterna.
Los seres demoníacos y los impersonalistas que afirman que Dios no tiene forma, llegan a fundirse en el resplandor del Señor, mientras que los seres santos, las almas puras, son admitidos en los planetas espirituales. Imaginemos por un momento la diferencia entre simplemente flotar en el espacio y poder vivir en un planeta. El placer de los seres espirituales que viven en un planeta supera ampliamente al de las almas sin cuerpo, que se funden en las moléculas de los rayos del sol. Así, los impersonalistas no se ven favorecidos en absoluto por los enemigos del Señor. De hecho, ambos tienen acceso al mismo nivel de liberación espiritual.
El Señor no está obligado a venir a este mundo, pero cuando uno de sus devotos se lo pide, es para el beneficio de toda la galaxia que desciende a la tierra.
Logos 140
El Señor Supremo dice: «Ríndete a mí y te tomaré bajo mi protección.»
Cualquiera en esta galaxia material que participe en el sublime servicio de amor ofrecido al Señor es llevado a realizar muchas actividades materiales, y quien no es lo suficientemente fuerte para protegerse contra la infección de la materia, y la atracción que ésta ejerce, puede ser desviado de la energía espiritual.
Esta es una advertencia válida para todos los que desean progresar en la vida espiritual. Si uno no está suficientemente protegido por el Señor, puede caer de su posición espiritual. Por lo tanto, debemos rezar constantemente al Señor para que nos proteja y nos bendiga y podamos seguir cumpliendo con nuestro deber.
El alma que es completamente sumisa a Dios y busca constantemente la protección del Señor mientras realiza los deberes que se le han confiado, no tiene miedo de caer víctima de la contaminación material.