Logos 51
El Señor dice: «Bajo la influencia de las tres gunas (los tres atributos y modos de influencia de la naturaleza material; virtud, pasión, ignorancia), el alma engañada por
el falso ego (identificación con el cuerpo material) cree que es la autora de sus actos, mientras que en realidad son realizados por la naturaleza.»
Aquel que conoce la naturaleza de la Verdad Absoluta (que no es otra que Dios mismo) no se preocupa por los sentidos y su placer, pues conoce la diferencia entre el acto interesado y el acto de amor y devoción. Confundido por las tres gunas, el ignorante se absorbe en las actividades materiales a las que se apega. Pero aunque, por la pobreza de conocimientos de su autor, estas acciones son de orden inferior, el sabio no debe molestar a quien las realiza.
Por lo tanto, dedicando todas tus acciones a Mí, absorbiendo tus pensamientos en Mí, libre de toda indolencia, egoísmo y motivación personal, actúa.
Logos 52
El Señor dice: «Quien ha realizado su identidad espiritual no persigue ningún interés propio en el cumplimiento de sus deberes, ni busca escapar de sus obligaciones. Así, el hombre debe actuar por sentido del deber, desligado del fruto de sus acciones, pues por el acto libre de apego se alcanza el Absoluto.»
Todo lo que hace un gran hombre, la masa de gente siempre sigue sus pasos. El mundo entero sigue la norma que él establece con su ejemplo. No hay ningún deber en los tres mundos que deba cumplir. No necesito nada, ni deseo nada. Y sin embargo me presto a la acción. En el cumplimiento de su deber, el hombre ignorante se aferra a los frutos de su trabajo.
El hombre iluminado también actúa, pero sin apego, con el único propósito de guiar a la gente hacia el camino correcto. Que el sabio no moleste al ignorante que se apega a los frutos de sus acciones. No hay que animarles a la inacción, sino a impregnar cada uno de sus actos de amor y devoción.
Logos 53
El Bendito Señor dice: «Dos clases de hombres realizan la Verdad Absoluta. Algunos se acercan a ella mediante el empirismo o la especulación filosófica, otros actuando con espíritu de devoción. No es simplemente absteniéndose de la acción que uno puede liberarse de las cadenas del karma. La renuncia por sí sola no es suficiente para alcanzar la perfección. Inevitablemente, el hombre se ve obligado a actuar por la influencia de los tres atributos de la naturaleza material, y no puede permanecer inactivo, ni siquiera por un momento. Aquel que refrena sus sentidos y órganos de acción, pero cuya mente sigue apegándose a los objetos de los sentidos, se engaña y no es más que un simulador.»
Aquel que disciplina sus sentidos controlando su mente, y que, sin apego, compromete sus órganos de acción en actos de devoción, es muy superior a él. Cumple con tu deber, porque la acción es mejor que la inacción. Sin acción, el hombre es incapaz de atender sus necesidades más simples. Pero la acción debe ofrecerse a Dios, para no atar al hacedor al mundo material. Cumple con tu deber de complacerle, y te liberarás para siempre de las cadenas de la materia.