No solo necesitamos conocer estas tres verdades y aplicarlas todos los días y en todo momento, sino que también necesitamos difundir la conciencia de Krishna o la conciencia de Dios.
Tan pronto como uno se vuelve al servicio de amor y devoción ofrecido al Señor, la tendencia ilusoria de querer dominar la naturaleza material desaparece naturalmente. En lugar de tratar en vano de reinar supremamente sobre la energía material, dediquémonos a la conciencia de Dios, porque ahí radica el verdadero dominio de la conciencia.
Sin embargo, la práctica de la unión y comunión con Krishna, Dios, la Persona Suprema requiere el dominio de los sentidos.
Aquí están los cuatro principios de los pecados, también llamados las cuatro formas de los vicios, de los cuales debemos preservarnos, desviarnos y rechazar absolutamente.
Se trata de prostíbulos, establecimientos de venta de bebidas alcohólicas, mataderos, carnicerías y pescaderías y establecimientos de juego.
Para vivir en santidad y así poder acercarse a Krishna, Dios, la Persona Suprema, es imperativo permanecer fiel a los siguientes principios reguladores: No practicar actividades sexuales ilícitas, fuera del matrimonio, no consumir carne, pescado y huevo, no no consumir drogas o productos estimulantes como alcohol, tabaco, café y té, y no participar en juegos de azar y dinero. Rechazarlos a todos hace posible vivir sin pecados, en la pureza del cuerpo y del espíritu.
Si por la gracia de Dios podemos permanecer fieles a los principios regulativos y tararear el canto de los Santos Nombres «haré Krishna», el Señor no dejará de protegernos. De hecho, Dios declara que su devoto nunca es derrotado. Todos los que siguen esta disciplina de la conciencia de Dios deben someterse a la estricta observancia de los principios regulativos y permanecer firmes en la práctica del canto de los Santos Nombres del Señor.
Si lo hacemos, entonces no tenemos nada más que temer. De lo contrario, nuestra posición es sumamente peligrosa, especialmente en la época actual de discordia, hipocresía, lucha, indiferencia, decadencia y pecado.
Verdadera fraternidad y solidaridad universal.
Todos aquellos que hablan de fraternidad y solidaridad universal, pero sólo toman en consideración el cuerpo material bruto y no el ser espiritual dentro de él, son falsos filántropos.
La verdadera noción de fraternidad universal es la que lleva a ignorar el color del cuerpo material y la forma de éste.